Capítulo 1

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EL PRESENTE

La oscuridad se cernía sobre ella. Se escondía en su habitación con las persianas bajadas, las luces apagadas, y encerrada como en un búnque de soledad y pena. Ya no había más lágrimas en sus ojos, toda la semana llorando se las habían agotado. El contestador saltaba una y otra vez dejando mensajes de ánimo de su mejor amiga pero sin recibir contestación alguna.

Valentina nunca había pensado que esto le podía doler tanto, se pensaba que la vida le había hecho más fuerte con tantos golpes pero se equivocaba. Cuando el dolor te llamaba te arrastraba a él sin ninguna escapatoria.

Su niñez había sido penosa, adoptada desde los tres años por una familia que no la quería y la golpeaba, luego llegó Noel cuatro años más pequeño que ella y una diana para sus padres adoptivos que lo utilizaban para atacarla a ella.

Valentina lo adoraba y lo protegía, era lo único bueno que tenía en esta vida, por eso el día que el borracho de su padrastro se salió de la carretera y volcó el coche, solo sacó a Noel en brazos dejando ese coche abandonado y, lo abrazó fuertemente contra su pecho mientras veía como se quemaba el infierno donde viajaban junto con los borrachos que lo habían provocado, los seres que los habían criado a los dos. Respiró de alivio, no salió ni una lágrima de sus ojos, no sentía pena por la perdida y no se sentía mal por pensar así. Solo se sentía libre.

Y por fin a salvo.

Ese día un hombre llamado Gybons que les dijo ser su tío, los recogió y los llevó a otro hogar, en Escocia, junto la tía Madeleine.

Los crio con amor y ternura, les dio todo el cariño que nadie les había dado nunca y junto a Gybons, que los visitaba continuamente, sus vidas cambiaron rotundamente, conocieron la felicidad, la unión y un amor nuevo que Gybons y Madeleine se dedicaron a darles día tras día.

Ellos crecieron y con el tiempo Valentina se marchó fuera para poder acabar con sus estudios.

Con suerte consiguió trabajo en un periódico pequeño donde escribía sobre las antigüedades.

Allí conoció a Catalina, una loca de remate, alta, atractiva, morena de ojos negros y con unas pestañas larguísimas. Le encantaban los hombres y tenía al que quería cuando quería, aunque no le duraban más de dos semanas. Era alegre y optimista, y un nervio que animaba a Valentina constantemente obligándola a salir de fiesta ha antros desconocidos, o haciendo escapadas muy arriesgadas.

Luego, conoció al hombre que le devolvió las ganas de amar, de vivir aventuras con él. Drake era alto, de ojos castaños y guapísimo. Valentina tubo un flechazo nada más lo vio.

A partir de ese día Drake y Valentina empezaron a salir. Todo era estupendo, muy especial, él le decía que la amaba y ella aunque tardó un poco más, al final acabó enamorándose.

Pero era demasiado bonito todo y eso en su mundo parecía que no existía.

Él la abandonó a través de una nota que le entregó un niño desaliñado y con una sonrisa justo a las puertas de la iglesia donde se unirían en santo matrimonio a escondidas. Valentina rompió el papel y se encerró en su piso para poder ahogar su pena en soledad.

Hasta ahora.

Otro día más, y Valentina seguía igual, tirada en la cama, escondida entre las sabanas y sin querer relacionarse con el mundo exterior. El contestador ya había saltado dos veces, las dos llamadas eran de Cat, las ignoró.

Solo se había levantado para ir al baño a vomitar y justo en el momento que se volvía a tumbar el teléfono de nuevo sonó, no obstante, ella actuó igual, dejó que saltará el contestador:

El Encuentro Del ÁngelWhere stories live. Discover now