Dos

39.3K 1.5K 234
                                    

Lo primero que noto cuando me despierto es la gorra de Lucas sobre mi mesa de noche. Lo segundo es el vaso de agua junto a ella. Lo alcanzo, necesitando aliviar mi garganta seca desesperadamente.

Tengo calor, lo cual debe ser un efecto secundario del tequila que tomé anoche. Sobo mi sien, tratando de parar la sensación que mi cabeza de vueltas. Todo lo que veo es Lucas, como si la evidencia que dejó atrás en mi habitación no fuera suficiente. Lo recuerdo riéndose conmigo al tratar de hacer mi mejor imitación de Bernie. Lo visualizo agarrando mi mano, dándome vueltas al bailar. Lo recuerdo alzándome al aire mientras alguien tomaba una foto de nosotros.  

Dios, ¿eso realmente pasó?

Recojo mi teléfono. A lo largo de un hilo de notificaciones, veo que me han añadido a unas fotos. Pulso en ellas y miro las fotos fijamente por lo que parece horas, pero hay una en particular a la que sigo regresando. Lucas me está levantando con su brazo alrededor de mí, sonriendo como si acabara de ganar oro en las Olimpiadas. Nunca me he visto tan contenta.

Me siento como una loca mirando la misma foto con una sonrisa enyesada en mi cara. No puedo resistir y termino guardando la foto en mi teléfono.

Bueno, Claudia, contrólate.

Me dirijo al baño y sonrío el tiempo entero. No me he sentido así en años, como una niña que no tiene preocupaciones en este mundo, emocionada del día por venir. Incluso cuando miro al espejo, ojos brillantes de color avellana me miran de regreso a pesar de la resaca enorme que tengo. Noto que están llorosos también, probablemente porque me quedé despierta tarde.

Me pregunto si me va a llamar. Insistió que lo haría, pero las cosas que parecen una gran idea cuando estás tomando normalmente no resultan ser así la mañana siguiente. Estoy en conflicto. Quiero que me llame, pero al mismo tiempo no. Si dejáramos las cosas como anoche y no nos viéramos otra vez por tres años más, podría vivir con ello. Estamos en un buen lugar ahora. Sólo sé que si lo vuelvo a ver, las cosas se van a complicar más.

Salgo de mi habitación y me dirijo hacia la cocina, pero me detengo cuando escucho a mis padres gritando. Han estado peleando constantemente desde que llegué. Normalmente es así, pero esta vez parece mucho peor. No los entiendo. Nunca los he entendido. Debieron haberse divorciado hace años, pero no lo hicieron. Todo lo que mi papá hizo fue mudarse a un hotel cuando yo tenía quince años, pero regresó enseguida después de un mes.

Los papás de Lucas se divorciaron. Sé que fue difícil para él, pero de una manera, lo envidiaba. Siempre pensé que su situación fue mejor que la mía. Su mamá echó a su papá de la casa y nunca miró atrás. Era una mujer inteligente. Ella, como mi papá, nunca mereció lo que pasó, pero al menos tuvo más bolas que él nunca tuvo.

Mi papá empieza a gritar en japonés, y ahí es cuando me doy cuenta que las cosas están muy mal. Mi mamá nunca se molestó en aprenderlo, pero yo puedo entender exactamente lo que está diciendo y no es bueno. Retrocedo a mi habitación y cierro la puerta con llave. Cada vez que vuelvo a casa, me veo forzada a revivir mis años de preparatoria otra vez. Realmente creí que estaban esperando que me mudara para finalmente separarse, pero han pasado tres años y todavía no lo hacen. Algunas veces desearía que lo hicieran por el bien de todos. Dejamos de ser una familia hace mucho tiempo. Simplemente no entiendo por qué siguen con la pretensión.

Suspiro y me acuesto sobre mi cama. No hay ninguna manera que entre a esa cocina. Creo que no podría comer ahora de todas maneras. Sólo con pensarlo me dan náuseas. Debería tomar una siesta. Agarro la gorra de Lucas y la coloco sobre mi cabeza para cubrir mis ojos de la luz de la mañana. Con suerte terminará al tiempo que me despierte otra vez.

Otra vez túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora