Que está casualidad dure para siempre.

IV Parte (II)

-Lo sé, pero por favor que quede entre nosotros.- 

-Tranquila puedo entenderte, no le diré a nadie lo prometo.- Ella suspiro, duraron 1 min mirándose mutuamente en silencio. 

- Después de todo eso tuve que soltar y agarrarme fuerte de mi misma.-

Bill se levanto de su silla se dirigio a ella le dio la mano para levantarla y luego se unieron en un cálido abrazo. Eso fue lo mas lindo que le habia pasado, sentia como todas sus preocupaciones y dolores salían de ella, como el dolor iba disminuyendo ella quería que ese abrazo fuera eterno. 

-Bueno ya es un poco tarde, tengo que irme a mi casa.- Le comenta mientras agarra su cartera, solo para disimular su sonrojo. 

-Esta bien yo te llevaré a tu casa, así me aseguraré que llegues bien.- Pago la cuenta y salieron juntos.

Estuvieron callados todo el camino a casa de Alison solo se miraban de vez en cuando acompañado de una leve sonrisa. La dejo en la entrada de su casa y se despidieron con un cálido abrazo. 

DE ESO SE TRATA. 

Entonces encontró a alguien con quien desprenderse, con quien soltarse, con quien se podía hacer pedazos y eso no la asustara. 

Y encontró a alguien a quien querer de mil maneras y aprender de sus heridas también. 

Ella lo veía a él como un ciego mirando al mundo por primera vez, la atrapó de una manera increíble se sentía valorada. Aunque estaba clara en que con todo lo que ella sintiera él quizás no pensaba lo mismo después de todo era su trabajo hacerla sentir maravillosamente bien. Ella está a tres golpes de sus inseguridades.