¿Qué pasó con Ezra? - Parte 3

35.4K 6.6K 1.6K
                                    


Mi primera idea fue salir corriendo a buscarlo, pero comprendí que era estúpida. Mi segunda idea fue llamar a la policía y delatar a Tomas, pero entendí que sería más estúpido. Mi tercera idea fue contarle a Taylor, pero de seguro ella habría tenido la misma primera idea que yo. Entonces me senté y pensé qué hacer que no fuera tan impulsivo ni terminara mal para todos.

Jugué en mi mente con las posibilidades.

Y después de un rato logré armar un plan completo.

Digamos que yo siempre había sido bastante tranquilo, un poco cobarde si vamos al caso, pero estaba dispuesto a arriesgarme para ayudar a Ezra.

No tenía miedo.

Así que empecé a organizarlo todo.

Esa tarde fui al garaje y busqué entre las herramientas de papá. Conseguí una linterna, y rebuscando con esmero encontré una navaja. Después regresé a mi habitación y esperé hasta el otro día.

Era importante que ni mis padres ni Taylor sospecharan nada. Para asegurarme de eso me levanté muy temprano, saqué una vieja mochila que tenía guardada y metí las cosas ahí. Bajé a la cocina y cogí el cuchillo con el que mamá cortaba el pavo en navidad. Tomé mi celular y salí.

Mi destino era la casa de Tomas.

Quedaba a unas nueve calles de la mía. Algo lejos, pero fui caminando. Era una casa grande porque le habían agregado anexos. Se veían paredes sin terminar. Algunas estaban agrietadas y el techo no se encontraba en muy buen estado.

Lo bueno de esas calles era que las casas siempre estaban rodeadas por un montón de arbustos y cercas de madera. De modo que me escondí detrás de unos espesos matorrales que adornaban la casa situada justo en frente a la de Tomas.

Y esperé. Ahí escondido me mantuve atento a cada movimiento. Las ventanas de la casa eran de tamaño normal, pero no me permitían ver hacia adentro. Unas cortinas lo ocultaban todo. Sin embargo, lo que yo esperaba era que Tomas saliera. Tenía que salir. Ese cabrón no podía pasar un día sin ir a comprar cerveza.

Cayó el mediodía y Tomas no salió. Cayó la tarde y Tomas no salió. Comenzó a oscurecer y nadie salía de aquella casa.

Como a las siete de la noche comencé a preguntarme si en verdad estarían ahí, si había visto bien en la fotografía. Pero sí había visto bien. Había hecho zoom y aplicado un poco de brillo y contraste a la imagen. Era capaz de reconocer el escudo de la secu en donde fuera, y esa medalla era del tercer lugar en el equipo de lucha.

Tomas había formado parte del equipo de lucha. Si no era él estaba dispuesto a ir a la casa de todos los que habían pertenecido al equipo hasta dar con el correcto. Pero por el momento él era mi principal sospechoso. Tenía un motivo: vengarse de lo que le habíamos hecho. Si lo analizaba incluso tenía sentido. Él me había gritado:

¡ME LAS VAS A PAGAR, MILO, ME LAS VAS A PAGAR!

Atormentarme día a día con imágenes de Ezra era una forma de pagarla.

Me metí en mis pensamientos hasta que un ruido me sacó de ellos.

Miré hacia atrás. La casa a la que pertenecían esos arbustos estaba vacía. Nadie había encendido las luces desde que me había ocultado ahí. Ahora todo se encontraba oscuro y quieto. Pero algo se había movido. Estaba seguro de eso.

Entonces pensé que podía ser Tomas que me había visto y quería agarrarme desprevenido. Así que con rapidez busqué en la mochila y saqué el cuchillo. Lo empuñé de manera defensiva y miré en dirección a los demás arbustos, atento, nervioso pero listo para atacar si era necesario.

No puedo evitar enamorarme de tiWhere stories live. Discover now