¿Qué pasó con Ezra? - Parte 4

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Recuerdo por partes lo que pasó después. A pesar de que me habían herido el hombro, las cosas se pusieron borrosas. Recuerdo a Taylor corriendo hacia mí y abrazándome. Tengo la leve sensación de que lloraba, de que me decía que no quería que muriera. Y creo que yo le dije: «uno no se muere de un cuchillazo en el hombro...». Y después ya no más.

Lo siguiente es que desperté en el hospital. Mis padres estaban ahí. Dijeron que estaban muy molestos por cómo pasaron las cosas, porque se los ocultamos, pero luego mamá lloró y dijo que estaba feliz de que no fuera grave. Entonces yo me levanté de la camilla y pedí ver a Ezra. Ellos aún no sabían nada, pero me permitieron ir a verlo.

Lo tenían en una habitación en otro pasillo. Cuando me asomé a la puerta, Taylor estaba sentada a su lado. Ella lo miraba fijamente con los ojos llorosos. Quería agarrarle la mano, pero no lo hacía.

Me sentí bastante mal en ese momento, porque todo estaba en verdad desubicado, como si nada encajara. Taylor amaba a Ezra, yo amaba a Ezra, ¿y Ezra a quién amaba? Podía decir que a mí, pero en serio que no estaba seguro. Así que los dejé solos. Dejé que ella lo cuidara y se quedara ahí. Creo que era lo mínimo que podía hacer después de haberme portado como un traidor.

Me dijeron que debía quedarme tres días en el hospital. Uno de esos días me paseé por la habitación de Ezra y Taylor no estaba, así que entré. Él parecía estar dormido. Su cara seguía hinchada y los moretones eran de un color violeta profundo.

Cuando me acerqué, le cogí la mano. Tenía los dedos vendados. Entonces él abrió los ojos y me miró. Fue como ver algo por primera vez, algo que te deja pasmado y perturbado. Algo que te transforma la vida para siempre.

Ahora imagina que él me apretó la mano y ambos nos sonreímos. Imagina que me atreví a darle un beso, y que yo le dije: todo estará bien. Y que todo mejoró, que se lo contamos a mis padres y fue como empezar de nuevo.

Imagínalo, porque no pasó así.

Él apartó la mano y volteó la cara. Luego yo salí de la habitación.

La policía declaró que Tomas tenía problemas psicológicos. Además de ser en extremo agresivo, entraba dentro del cuadro de sociopatía. Había sido abusado por sus padres y eso lo había traumado de por vida. Se descubrió también que había matado personas, que ser el niño abusivo del colegio solo había sido un síntoma, porque la verdadera enfermedad lo había llevado a cometer crímenes atroces.

Después me enteré de que lo que Tomas le había hecho a Ezra, no había sido solo secuestrarlo y golpearlo. Había sido más, mucho más. Desde el día en que nos íbamos a Francia hasta el día en que me atreví a buscarlo, él había estado en ese sótano. Fue víctima de cosas horribles, inhumanas, cosas que dejaban consecuencias.

Lo peor es que Tomas no lo hizo por vengarse de la broma del globo. Ya estaba trastornado. Les hacía daño a otras personas, pero con lo del globo solo pasamos a ser uno más de sus objetivos.

Los doctores les mostraron el informe médico a mis padres, y mis padres llamaron a los de Ezra. Luego mamá se lo contó a Taylor y Taylor me preguntó si quería saberlo.

Yo le dije que no.

No porque no tuviera estomago para digerirlo, sino porque si algún día me enteraba debía de ser por Ezra.

Sin embargo, sus padres se lo llevaron. Él era un adulto, sí, pero aseguraron que necesitaría toda la ayuda posible para recuperarse. Ante eso fui incapaz de decir algo. Confesar que lo quería y que deseaba ayudar iba a ser como añadir otro problema más, así que respeté la decisión que tomaron.

No puedo evitar enamorarme de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora