Capítulo XIII. FINAL

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El lápiz de carbón recorría el papel de una forma constante, el trazo delineanaba las curvas captadas por sus ojos, los puntos rellenaban la imagen dándole una exquisita forma al dibujo del joven beta. El sol por encima de él señalaba el mediodía, el río brillaba con los rayos del sol, el clima recién llegado acariciaba el paisaje, apenas había acabado el invierno que causó mucho problemas a la gente pero con suerte solo fue un larga temporada que desapareció con el viento.

Sehun dibujaba al bello animal que se encontraba al otro lado del río, la brisa levantaba las pequeñas flores que volaban alrededor. El animal dormía con el hocico entre sus patas delanteras, la cola se movía ligeramente a un lado y después a otro lado.

-Has hecho un gran viaje. Pero supongo que el camino es corto para ti.

Sehun inspeccionó su dibujo sonriendo con su buen resultado. Levantó la cabeza viendo al cielo y usó su mano como visera para ver hacia arriba.

-Hay dichos que dicen que cuando el sol quema tan fuerte es que está enojado. Mi hermano solía decírmelo -Cerró el cuaderno y lo dejo a un lado para esta vez ver al frente-. He leído nuevas recetas de los libros de mi abuela, me pareció un gran desperdicio tantos libros sin usar. Fue el mes pasado que he comenzado a leer tanto, debo admitir que varíos de aquellos libros no son de mi cierto interés, mas eso no quiere decir que sean malos libros. Pues estoy realmente seguro que serían de tu agrado.

El hombre se arrecostó en la hierba dejándose inundar con los aromas del bosque, podía percibir el olor a tierra, las hojas, las hierbas, la madera, tantas cosas que el mismo se había prohibido en recordar, tanta maravillas que había alejado de su alcance. Era triste, muy trisre, el hecho de haber perdido el tiempo encerrado en la casa de madera. Solo y, aferrándose a tanto dolor que enfermaba su alma, su corazón y su mente.

Su sangre lo entendía, tardó en reconocerlo, tal vez más de lo normal pero cómo podría culparse cuando el mismo se nublaba negando la realidad, a veces solo era necesario cerrar los ojos para aterrizar, pero aún así no era suficiente, no tenía las fuerzas para un aterrizaje después de tanto viaje, su cuerpo agotado de tanto recorrido, su mente adolorida de tantas ilusiones, su corazón abatido de las heridas, por fin habían llegado a tierra. Por fin volvió a la realidad, a su verdadero mundo y todo gracias a él.

Si de algo estaba seguro era que:

Estaba enfermo.

Viviendo en el recuerdo de su familia.

Pero debía cambiar. Debía dejarlo y cambiar.

Su pecho subía y bajaba mientras sus parpados cerrados dejaban a su mente escapar en el sentimiento de la realidad.

-Solo diré que está es una invitación para que vengas a cenar. Haré estofado de ciervo, ¿qué te parece? -volvió su cabeza en la dirección de bello animal con pelaje broncino. El sol deslumbraba su pelaje casi transfomando el.color en un profundo oro.

El animal levantó uno de sus orejas y abrio sus ojos viendo al hombre que hablaba. Bostezó mirando hacia los lados y levantándose en sus patas.

-Te he dicho alguna vez lo hermoso que eres de esa forma.

El lobo rodeó el río con pasos lentos sin quitar la mirada del hombre hablador. Sehun permaneció inmóvil mientras veía al lobo acercarse, lo siguió con la mirada sin quitar su semblante en su cansado rostro.

-Conozco a alguien que podrías conocer. Él es alguien un poco terco, glosero y mal educado. Sin embargo le permite algo que jamás podre perdonarme -hubo una pausa cuando Sehun regresó su mirada al cielo-. Él se ido y se llevó mi corazón, y nunca sabre cuando lo traerá de vuelta. Es doloroso, ¿sabes?

El lobo se irguió teniendo cuidado en donde pisaba para no ser escuchado por el hombre. En un momento se detuvo, inclinado patas traseras y bajando su cabeza justo listo para saltar y atraparlo.

-Me gustaría él regresara mi corazón. Pero... como van las cosas parece que él no podrá hacerlo a tiempo.

Sehun dibujó una sonrisa en su rostro entregando su cuerpo a la bestia. Realmente no pondría resistencia, él solo deseaba que su corazón regresara a él ya que sin él nada valía la pena.

El beta respiró hondo preparándose para lo que venía, en cuestión de segundos sintió el peso del animal encima de su delgado cuerpo, este fue rustico al mover su mandibula de esa forma tan cerca de su rostro, no podía ver nada y no podía hacer nada mientras el lobo arrebataba contra él. Ni siquiera movió un dedo sintiendo la saliva en su rostro y los dientes en su carne. Solo era cuestión de aceptarlo.

La cara peluda se restregó en su cara dándole un saludo un poco peculiar, pero en todo regresándole aquel pedazo de su robado corazón. 

Porque sí.

Baekhyun había vuelto a su lado.

El lobo después de dejar su olor sobre él cambió regalando un fuerte sonrisa para despertarlo de su soledad.
Baekhyun había vuelto solo para quedarse a su lado, Sehun se sentía completo al tener a su corazón de nuevo.

El amor había crecido donde menos se los esperaban. Floreció en la extraña compañía de los dos lobos. Sehun a veces tenía miedo que también fuera una mentira el regreso de Baekhyun, no tenía algo para que se lo asegurara. No tenía a alguien para confirmarlo.

Solo tenía a Baekhyun a su lado, respirando el mismo aire y despertando cada mañana a su lado con sus dedos entrelazados. No sabía si Baekhyun había sido también una enfermedad o el amor en persona. Sehun no sabía.

Por eso cada vez que veía los orbes brillantes del joven lobo cerraba su mente y aceptaba el presente. Besaba a Baekhyun sin pensar si el toque de su piel era cierto o mentira. Porque podía sentirlo, podía olerlo, podía hablar con él y del chico también salían palabras. Aquello era normal, todo señalaba que él estaba ahí y no era un simple ilusión.

-¿Eres real querido?

-Seré el cielo, seré las estrellas, seré tu mundo, seré todo lo que desees si es lo que quieres, amor. Si eso te hace sentirte bien seré lo que quieras. Por eso no te preocupes, cielo, porque siempre estaré aquí a tu lado.

-Aún no responde mi pregunta. ¿Baekhyun eres real? -preguntaba con ese dolor en su voz.

-Soy real. ¿Es qué acaso no puedes verme? -tocó su mano y la llevó a su mejilla para que pudiera sentir su piel- ¿Es qué acaso no puede verme? Responde.

-Sí, lo puedo verte, si puedo sentirte.

-Entonces no seas tan imbécil, soy real, Sehun. Tan real como el tiempo.




Aquella noche su cabeza lo aceptó, Baekhyun era real. Ya no importaba si no era cierto, ya no importaba nada más que él. Los dos estaban juntos y eso era lo importante. Baekhyun nunca comentó lo dolorido que fue no tenerlo en esos meses que se fue, porque Baekhyun si era real, él había regresado devolviéndole el amor en la vida a Sehun.

El temor desapareció con los besos, el dolor se fue con las sonrisas y la enfermedad se desvaneció por alguien llamado; Baekhyun.



Fin








Someday [Sebaek/Hunbaek]Where stories live. Discover now