Capítulo 23.

5.9K 328 24
                                    

Sábado 30 de septiembre del 2017.

Esta mañana preparé el desayuno de los chicos aunque dijeron que no era necesario, pero quería. Luego cada uno me despidió con un abrazo, menos Nate que ni siquiera se había levantado. Callum se ofreció a llevarme al terminal de buses y acepté, estar con él quitaría la presión que estaba sintiendo mi pecho, no sé si por volver a ver a mamá o a Elias o por dejar a los chicos... y a Nate, aunque sea por tres días. Me sentía tan traidora en este triangulo amoroso.

Luego de 5 horas de viaje, cuando crucé el umbral de la puerta de entrada de mi casa y ví a mamá en el sofá, todo lo que pude hacer es arrojarme a sus brazos a llorar y ella tuvo la misma reacción.

- Te extrañé, te extrañe.- le repetía sin parar.

Y ahora que estoy lejos de Boston extraño a mis amigos.

- Yo también, bebé. Ya no te vayas más.- sollozó.

- No digas eso, mamá lo harás más difícil.- dije secando mis lagrimas.

- Lo siento, nena. Sólo que para mi también es difícil.

Nena. No paraba de repetirse esa palabra en mi mente.

- ¿Haz hablado con Elias?- pregunté para recordarme a mi misma la existencia de mi novio y que Nate era imposible.

- ¿Yo?

- ¿Hay alguien más en esta casa?

- No, cariño. Yo no sé nada.

- ¿Por qué siento que algo pasa y no me lo quieres contar?

- No, en lo absoluto.

- Bien, iré a saludarlo.

- ¿Ahora? Acabas de llegar.

- Y por eso iré a saludar.

Entre al patio de la casa de Elias por el costado que unía nuestras casas, su ventana estaba justo enfrente de la mía y apenas nos separaba una pequeña reja, que en más de una oportunidad habíamos saltado para sorprendernos mutuamente. Y eso era lo que pretendía ahora, ya que luego le daría la mala noticia de decirle sobre mis besos con Nate. Creo que si está dispuesto a perdonarme por eso, yo estaré preparada para dar un siguiente paso en nuestra relación.

Cuando miré por su ventana antes de entrar la sorpresa me la llevé yo. Elias estaba ahí con una chica, y no haciendo deberes precisamente, sino que debajo de las sábanas y estoy muy segura de que estaban desnudos.

- Elias.- susurre ahogando un sollozo.

- Tyler.- respondió petrificado.- ¿Que haces aquí?

Se bajó de la chica haciéndola a un lado y la tapó con las sábanas para evitar que yo viera sus pechos desnudos, aunque de todas formas no tenía pensado quedarme a ver su espectáculo. Me alejé de la ventana a toda velocidad.

- Tyler, espera.- pidió unos segundos después cruzando la ventana con los bóxer a penas puestos.- No puedes escapar, debemos hablar.

Tenía la vista nublada y las manos me temblaban por lo que intentar pasar la reja fue imposible. Elias llegó a mi y me detuvo por el brazo, pero lo aparté rápidamente.

- Por favor escúchame.

- Bien, habla.- exigí con lágrimas en los ojos.

- No es lo que piensas. Sólo fue un desliz, algo sin importancia.

- ¿Esa es tu excusa?- espeté.

No podía decir una palabra más o lloraría. Me sentía herida y no debería porque yo había estado haciendo lo mismo, con la diferencia que cuando yo besaba a Nate era por una razón, yo siento mucho por él y no solo quería pasar el rato con alguien, como Elias. Yo me sentía fatal por lo que le estaba haciendo y jamás lo habría lastimado por un "desliz". Sino que no podía controlar mis sentimientos. Lo sé, porque juro que lo intenté, aunque tampoco lo justifica.

FraternizadosWhere stories live. Discover now