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«Estoy seguro de que si muero, en un mes quedó en el olvido.»

Sentía como el agua cubria su cara, se sentía fresco y relajante, aunque sabía que en cualquier momento el dejaría de respirar por no salir del agua.

Poco a poco, fue hundiendo más su cara en el agua, hasta que solo su nariz quedaba al aire, estaba a punto de meterla cuando su teléfono empezó a sonar indicando una llamada. El chico se estremeció, tomo su teléfono y reviso quién era: número desconocido, solo rechazo la llamada y posicionó el teléfono sobre la mesa de noche.

El salió de la bañera, no creía que esa sería una buena forma de morir.

Al mirar a través de su ventana pudo ver que había empezado a llover. Se puso una chamarra y salió al exterior para ver y sentir la lluvia por última vez.

Disfrutaba cada gota caer sobre su rostro, de repente empezó a sentir vibrar algo dentro de sus bolsillos: su teléfono había vuelto a sonar, y era el mismo número de hace rato el que lo llamaba.

Simplemente lo apago.

Volvió a su casa, al cerrar la puerta se encontró con la persona que más habia odiado en los últimos días.

La chica corrió a abrazarlo, el la rechazo, no quería saber nada de ella.

Ella no paraba de hablar de lo arrepentida que estaba, pero el simplemente la ignoraba. Entro a la cocina y tono el primer cuchillo que encontró.

Ella con miedo intentaba quitárselo, pero fue inútil.

-Querias que desapareciera ¿No?

Quitó el vendaje que había en sus muñecas, y posicionó el cuchillo sobre estas.

Ella no resistió más y salió corriendo del lugar

El corto sus venas sin piedad alguna, nunca había visto salir tanta sangre de aquel lugar.

Poco a poco perdía la noción del tiempo y la coordinación. Perdió el equilibrio y callo al suelo rendido.

Su corazón ya no latía, su piel estaba fría, ya no respiraba.

Murió con una sonrisa en el rostro.

«Fuerte es quien llora a escondidas y rie en público»

brokenWhere stories live. Discover now