Katsuki Bakugou es un hombre que renunció a su oficio de héroe profesional luego de que su esposa muriera a manos de la liga de villanos.
No solo tiene que superar la pérdida de esta sino que también tiene que hacerle frente a algo más complicado t...
Hana asistía a un jardín para niños donde tenía un montón de amigos, la mayoría de ellos ya había despertado un Quirk, solo faltaban unos siete en los que se encontraba la pequeña Bakugou, y no hacía falta decir que ella esperaba poder crear explosiones como su padre.
¡Era un Quirk genial!
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Bakugou trabajaba en una tienda de conveniencia muy cercana a su hogar y al jardín de su hija. Normalmente estaba caminando por todo el lugar encargado de vigilar que no se fueran a robar algo, era muy normal verle amenazando a los clientes que despertaban sospechas en su persona.
- Voy a pagarlo - Aseguró una jovencita que había abierto una bolsa de papas fritas sin haberla pasado por la caja antes.
- Ajá, y yo Barack Obama - La chica hizo un gesto de molestia antes de que Bakugou la escoltara hacía la caja, hasta no verla pagar e irse refunfuñando no estuvo contento.
El tiempo que gastaba en ese lugar era considerable teniendo en cuenta que habían días en los que Hana debía quedarse a dormir con Kirishima hasta la mañana siguiente que él fuera a buscarla, o Eijiro se la llevará.
Sus compañeros de trabajo eran semi-tolerables. En total eran doce personas: Cinco hombres y siete mujeres. La mayoría de chicas estaba en las cajas o encargadas de limpiar, los hombres se dividían entre vigilantes y cajeros cuando el turno de almorzar de las señoritas llegaba.
Bakugou no poseía ni una pizca de paciencia para eso de estar en la caja.
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Las cosas en la agencia de Fatgum se encontraban calmadas. El símbolo de la Paz estaba ausente debido a su corta licencia de paternidad por lo tanto otros héroes estaban tapando su lugar para no levantar revuelo en la prensa que por nada del mundo podía enterarse de los rumbos que tomaba la vida personal de su héroe número uno.
Suneater como siempre se encontraba dando unas rondas en las calles después de haber digerido correctamente su abundante almuerzo. Gosuto solo salía a rondas nocturnas, por lo tanto aún ni siquiera había llegado a la agencia, el día era el campo de Red Riot.
- Todo está muy silencioso ¿Eh? - Kirishima no era de estarse callado durante las rondas ¡Hablar era una de sus necesidades básicas! Lo había comprobado en Yuuei.
