CAPÍTULO 17

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Querido psicólogo particular:

La semana ha terminado, estoy agotada. Lo cierto es que ya me estoy acostumbrando a este trabajo. Me gusta. Tengo buenas condiciones y los componentes del bufete se empiezan a adaptar a mí.

Hoy mismo para no ir más lejos he almorzado con Sandra Díaz, letrada de los despachos y su hija Tamara. La señora me cae bastante bien. Es educada, eficiente en su trabajo pero muy amable y simpática siempre conmigo.

En varias ocasiones hemos hablado y ha estado interesada siempre en que conozca a su hija y hoy ha sido el día.

Tamara, es una chica de mi misma edad. Es Ingeniera de Edificación, carrera conocida anteriormente como Arquitectura Técnica y más anterior aún como Aparejadores. Me ha caído bastante bien, la simpatía la ha heredado sin duda de su madre.

El almuerzo ha sido ameno. De hecho nos hemos dado los teléfonos para poder quedar en otra ocasión. Me ha contado que trabaja en una empresa importante en la ciudad, no tiene novio y tiene un grupo de amigas con las que suele salir a divertirse.

He prometido que saldré con ella algún día y conoceré a su grupo y además llevaré a Lara para que la conozca también.

Quería contarte eso, que poquito a poco voy haciendo amigas.

Por otro lado está Alex. El guaperas, morenazo, ojazos que de cada día me trae más loquita. Para su madre aún sigo saliendo con él. No ha encontrado la oportunidad de contarle nada sobre nuestra ruptura. Al menos es lo que me dice.

Digo que me lo dice porque en esta semana hemos caído dos veces en la tentación. Sé que no tendría que haber caído en esto pero... cuando está cerca, no puedo evitarlo.

De hecho el último día tuvimos sexo salvaje en el coche. Se ofreció a llevarme a casa para que no me mojase con la lluvia y entre el pequeño trayecto entre la oficina y casa me pidió se quería que se desviara y diéramos un paseo.

No pude resistirme. Antes de nada yo solita ya me imaginaba sus manos rozando mi cuerpo. Sus ojos mirándome solo de la forma en la que él lo hace. Su pene dándome las mejores estacadas que una mujer pueda imaginar.

Lo cierto es que el Blanco Mercedez es lo suficientemente ancho como para hacer de todo, y cuando digo todo es todo.

La otra ocasión fue aun mejor. Llevaba mi vestido granate por encima de las rodillas. Mi conjunto interior del mismo tono que el vestido y mis taconazos negros.

Me mandó un Whassap mientras estaba sentada en mi mesa organizando visitas.

- Ali. Me encantó la otra noche en tu apartamento.

Eso a secas. Pensaría él que no le iba a responder con el calor que me entra nada más imaginar la más mínima situación junto a él.

- A mí también. – Le respondo rápidamente.

- ¿Sabes qué estamos solos en la oficina? No vendrá nadie hasta las 12:00 mínimo, están reunidos. Sí. Olvidaba que eres tú quien organiza las reuniones. Perdona. – Se me insinúa.

- ¿Qué pretendes? – Le digo sin cortarme un pelo.

- ¿Qué vengas? – Ohhh. Ahí fue cuando me calentó tanto que decidí salir de mi despacho y entrar al suyo sin llamar.

Estaba sentado en su silla mirándome desafiante. No me inmuté, ni solté palabra. Caminé hasta él y girando su silla hacia mí me senté sobre sus piernas a horcajadas. Tirando fuerte del nudo de su azul corbata pegué su rostro al mío. Devoré sus labios, jugué con su lengua a mi antojo.

Desabroché su pantalón y desajusté su cinturón. Al ver su erección aún subió más mi temperatura. Por un momento pude darme cuenta como Alex no hacía nada. Me estaba dejando actuar a mi antojo. El solamente me seguía el juego.

Me deshice de mis pantis y luego dejé caer mi culote de encaje granate al suelo. Cogí su pene y me arrodillé ante él. Sí por primera vez le hice una felación.

Aun sabiendo que no quedaba mucho tiempo para que llegaran los demás componentes del bufete. Yo seguía. Lo cierto es que con Tony era con el único que había compartido este tipo de sexo como ya sabes.

Disfruté y podía darme cuenta como él disfrutaba con mis acciones. Cuanto me percaté de que estaba casi apunto, volví a subirme sobre él y empotrarme por mí misma. No podía sentir más placer en ese momento. Tener ese potente pene en mi interior me estaba haciendo vibrar demasiado.

Alex seguía quieto tocándome y suspirando a cada rato de placer. Me día cuenta que el clímax era preciso. Subí y bajé. Una y otra vez. Pude darme cuenta como Alex llegaba al clímax y al mismo tiempo lo hacía yo.

En el gesto de su cara pude ver el placer que acababa de proporcionarle. Simplemente un polvo perfecto. Fuimos al baño y nos aseamos. Nos colocamos en nuestros puestos como si nada hubiera ocurrido y sin mediar ni media palabra más.

Aún todavía creo que Alex no es consciente de que ese día practicamos sexo sin ningún tipo de seguridad. Yo sí que actué al día siguiente y tomé la píldora del día después. Prefiero evitar situaciones indeseadas por ambos.

Espero que para Alex, todo esto no suponga nada importante. Espero que se lo tome como me lo estoy tomando yo. Espero que en su mente al verme solo aparezca una palabra y sea "SEXO". No quiero nada más.

De hecho tengo que hablar con él. Tengo que insistir en que le explique a su madre de la forma que él prefiera que no está conmigo. No quiero que llegue a oídos de nadie y esta mujer no dudo en que pronto lo difundirá.

Dejando a un lado el tema "ALEX" quiero reconocer que tengo un poco de lado a mi familia. Tanto a papá como a mamá y Jack. Estoy planteándome hacerles una visita un finde próximo he de proponérmelo y organizarme. Sí estoy decidida. Sacaré los billetes de tren y pasaré el finde que viene con ellos.

La vida Sevillana me está atrapando demasiado rápido. Me gusta mi trabajo. Me gusta mi nueva casa. Me gusta mi nuevo "folla-amigo". Me cae bien la gente que estoy empezando a conocer. Tamara, Sandra, Macarena e incluso el camarero que me sirve cada día el almuerzo en "La Espumosa", Ricky.

No quiero ser ya más pesada. Voy a prepararme la cena, hacerme la manicura y tomar un relajante baño de sales. Así afrontaré el finde lo mejor que pueda.

Bye Bye Psico.

Salgo de mi habitación y preparo mi ensalada. Añado queso fresco, lechuga, nueces y miel. De postre me preparo una infusión de frutos rojos.

Una vez acabada mi saludable cena. Decido hacerme la manicura. No puedo dejarme las uñas en el puesto que ocupo cada día, además mañana es Sábado y me gustaría salir. Veré si alguien se anima.

Una vez acabadas mis uñas y pasadas por la secadora de gel. Ahora sí es la hora de tomar mi esperado baño. Toda la semana lo espero con ansias. Lleno mi jacuzzi, pongo las sales y esencias con olor a canela que me encantan y me despeloto total para entrar y zambullirme por un rato bajo esa agua.

Una hora después y con todo mi cuerpo destensado de una larga semana laboral. Me voy a la cama.

Antes de coger el sueño recuerdo que tengo que ponerme las pilas si mañana quiero salir de fiesta y eso me vuelve a espabilar por completo.

Cojo mi Iphone, mi salvador y envío un whassap a mi querida amiga Lara.

Larita, buenas noches. Sé que no son horas de molestar. Pero no puedo dormirme sin hablarte. ¿Salimos mañana? Me apetece tomar algo y desahogarme con alguna buena amiga.

Espero tu respuesta.

Buenas noches. 

Querido psicologo particular...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora