CAPITULO 22

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<< ALEX >>

Esta chica me tiene loco. Desde que apareció en mi vida ese día, el día en que le hice la entrevista. Cuando la vi sentada ahí en el sillón, esperándome con esa carita ya supe que era ella, que sería la que ocupara el puesto vacante.

Me convencí del todo cuando me contestó la entrevista y el test de preguntas. Guapa, inteligente, eficiente ¿Algo más me dije?

Lo que no pensé en ese momento es que llegaría a ocupar mi mente de esta forma. He llegado a compartir con ella lo más íntimo de mí además de mi pasado.

He sido sincero con ella, le conté lo de Diana, la existencia de mi niña, Gala, mi antigua adicción al alcohol y a las drogas, me entregué a ella como llevaba años sin hacer con nadie.

Desde que vine del centro de intoxicación las cosas no me han ido bien en el amor. Las pocas chicas con las que he intimado han sido pagadas o rechazadas al día siguiente porque no me interesaban para nada.

Ahora todo es distinto. Cuando no está cerca o no sé donde puede encontrarse me siento vacío. La necesito a mi lado. Necesito el sexo con ella y nadie más. No he frecuentado el "Your Dreams", mi local liberal favorito, desde el día uno en que compartí sexo con Ali.

No apetece intimar con nadie. No me apetece ninguna chica que no sea ella. El Alex de hace meses ha desaparecido. Está clarísimo.

Cuando Ali se marcha a Madrid, cuando no está en la oficina o cuando sale con sus amigas como la vez que la encontré en aquella discoteca no puedo evitar la tentación y para olvidar bebo.

Llevo varias semanas bebiendo a escondidas. Tanto Ali como los problemas del trabajo me incitan a caer. El whisky fue en su día y está volviendo a ser mi aliado. Pero sí estoy seguro que no volveré a ser el Alejandro de aquella época, el pasado quedó pisado.

Anoche mismo, después de las dos buenísimas escenas de sexo que vivimos juntos, llegué a casa y no pude evitar caer en la trampa. Cogí la botella de whisky y caí. Lo peor no fue eso, lo peor fue que llamé a Edu mi antiguo camello y le pedí que me trajera dos gramos de cocaína.

Sí, lo sé. Está fatal pero me metí. Después de mucho tiempo, lo hice. Después de años siento el perfecto Abogado a el que mucha gente elogia y admira consumí unas cuantas rayas de cocaína mezcladas con alcohol.

- ¿Por qué lo hiciste Alejandro? – Me pregunta mi psicólogo particular.

- No sabría decirle el motivo, quizás la impotencia de querer tenerla conmigo y no poder. Quizás el miedo a la respuesta que Ali pueda darme a la petición que le hice... No tengo ni idea. – Le reconocí.

- ¿Petición que petición? – vuelve a preguntarme.

- Le propuse a Ali que acepte a quedar conmigo esporádicamente simplemente para tener sexo, pero a la vez que acepte confiar en mí. En su lenguaje que seamos "Folla amigos". – Le explico.

- Alejandro temo decirte que estas de nuevo al borde del precipicio. Ni Alison, ni la oficina, ni sus clientes son los culpables de que esté cayendo de nuevo en el abismo. –Me lanzó en toda la boca.

- Puede ser. ¿Eloy crees que volveré a ser adicto? – Me preocupa.

- Sinceramente, estas dentro del periodo de riesgo y visto lo visto no ha sido la primera vez que consumes últimamente. Si no aceptas recibir de nuevo ayuda, veo difícil que no recaigas. Lo siento. Mi trabajo es ser sincero.

Querido psicologo particular...Where stories live. Discover now