Libro 1: Aire

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CAPÍTULO 1: MISIÓN

Uno menos pensó cuando una patada circular de fuego hizo caer a su contrincante de bruces.

Muchas personas piensan que una chica que suda a montones, le gusta pelear y tiene una explosiva actitud no son chicas de verdad, no podían llamarse "damas". Korra solo tenía una opinión acerca de esas personas tan cerradas: todos podían meterse su machismo por donde les cupiera.......

Y es que sí, a Korra le encanta pelear cuerpo a cuerpo desde que tiene memoria, siempre se la pasa entrenando y llena de moretones, torcidas y todo tipo de heridas en su cuerpo. Ya ni hablar de sus modos en la mesa; donde nunca falta la competencia de eructos con su querido maestro tierra. Ghazan, su maestro de tierra control; un hombre de treinta y tres años con el cabello largo color negro y unos ojos del mismo color; que siempre anda gritando acerca de que podría patear el trasero de la maestra tierra más grande de todas con su lava control y su incipiente barba.

No se consideraba guapa, no con su cuerpo de "batalla" que generalmente le decían en la cueva, ni con su coleta castaña y sus grandes ojos azules que predominaban en su cara.

Pateó al aire, creando una ráfaga densa de fuego que se dirigió al otro practicante con severidad. El joven logró esquivarlo y corrió hacia ella junto a unas rocas.
Levantó su pie y lo estrelló contra el piso, creando un levantamiento del suelo que hizo que su contrincante saliera disparado a la otra esquina de la pared.

-¡Korra, se supone que sólo puedes utilizar fuego control!-suspiró ante el regaño de su maestra fuego.-¡También no puedes utilizar ese pie de ese modo, tienes un esguince!

P'Li siempre andaba al pendiente de ella, ya fuera de su salud o de su fuego control. Siempre le había fascinado el físico de ella, tan alta y esbelta, su sedoso cabello negro y sus resaltantes ojos dorado, y lo que más le encantaba; su extraordinario tatuaje de un ojo en su frente.
Le agradecía el que fuera una excelente maestra y que siempre le apoyara en todo pero aun así no podía evitar sentir una pizca de envidia.

Corrió hacia el último contrincante que tenía, un maestro agua; fácil. Lo venció con varios puñetazos de fuego y una patada descendente hacia su cabeza. Levantó el puño en alto y gritó en símbolo de victoria.

-Ñe, deja que haga lo que quiera, no siempre estará en tu nido mamá pájaro.-se burló con su típica voz ronca la que su maestra fuego consideraba amiga.

-No soy su madre.

-Oh pero actúas como si lo fueras........¿dime, has pensado en eso? Si quieres yo te ayudo a hablar con Zaheer, te hará falta cuando Korra empiece a salir a misiones.-rió Ming-Hua agitando su largo cabello negro como agua.

Muchos opinaban que Ming-Hua no tenía interés en las relaciones humanas después del grave accidente que tuvo en una de sus primeras misiones.
Aquella misión. Nunca se la habían contado pero ya la había marcado como una historia de terror.

-¡¿Ming, no tienes algo que hacer?!-gritó la maestra combustión, tapando su cara del gran sonrojo debido al comentario de su compañera de trabajo.

-Venga Ming, todo su enojo caerá en mi.-vociferó con cansancio al recordar los duros entrenamientos de la mujer cuando tenía complicaciones.-A parte no tiene nada de malo que me cuide mucho, se lo agradezco; no se que haría sin su gran don en la cocina.-se sintió muy feliz cuando después de ese comentario su maestra fuego le regalara una sonrisa con ese brillo del que; después de leerlo en un libro; se le podía considerar de madre.

Leyend Of Korra || Red Destiny Where stories live. Discover now