WinterIron. Soporte técnico. [Traducción] 6/6

Capítulo II: Encuentro en Nueva York

—Ya conociste a alguien, ¿o no?

Tony apartó la vista de su móvil, encontrándose con una Pepper de brazos cruzados contra su pecho, a un lado de su escritorio. Una sonrisa adornaba sus labios, buscando suavizar el tono acusatorio de su pregunta.

—¿Cómo dices? —El empresario colocó su teléfono sobre la mesa, como si esperara que ella no notara que lo había estado usando. Estaba a la mitad de leer un mensaje de James.

—He visto esa sonrisa antes —le recordó ella. Gracias al cielo, la mujer se miraba pensativa y no traicionada. Caminó hasta pararse a un lado suyo, inclinándose contra el borde del escritorio—. Está bien si ya conociste a alguien, Tony.

Tragó saliva, vuelto un manojo de nervios.

—Tal vez... lo hice.

—¿No estás seguro de ello? —Ella ladeó la cabeza y Tony fue golpeado por la idea de cuánta falta le había hecho; no en un sentido romántico, sino como una confidente que tuvo alguna vez, alguien a quien contarle qué era de su vida. Después de todo, antes de ser su pareja, Pepper había sido una de sus amistades más cercanas.

Sus ojos chocolate delinearon la forma de su móvil, rehuyendo los de ella: —Él aún no sabe quién soy.

Hubo un silencio corto pero recriminatorio: —Eso le va a caer como una bomba —admitió la chica, más tarde.

—Ni que lo digas. —El inventor se inclinó sobre su asiento, con su mirada sobre la rubia— Es sólo que él... es tan bueno. No quiero arruinar esto. ¿Qué tal si me trata diferente cuando descubra que soy Tony Stark, el genio, billonario, mujeriego, filántropo?

La mueca de la mujer se torció: —Detesto ser yo quien te baje de tu nube, pero hoy en día dudo mucho que califiques como un mujeriego.

El hombre bufó: —Ya, vale. Es cierto.

No había tenido sexo desde su ruptura con su ex-novia, ocupándose de más con el trabajo y con James como para ligarse a alguien.

—Sinceramente, Tony —comenzó ella, frotándose la pantorrilla con su zapatilla cara—, si él es tan increíble, debería de darte al menos una oportunidad para que te expliques.

—Lo sé, pero qué tal si-

—Dale una oportunidad a él —lo interrumpió, con una dulce sonrisa, además de un deje de dolor—. Tal vez lo maneje mejor de lo que crees.

"Mejor que yo", aunque Pepper no lo dijo.

Tragó saliva nuevamente y, con una sonrisa triste, preguntó: —No nos fue tan mal, ¿o sí?

La mujer exhaló y sacudió la cabeza: —No, no es eso. Sólo que lo nuestro no hubiera funcionado.

A pesar de cuánto le dolía admitirlo, el ingeniero asintió. Probablemente siempre extrañaría a Pepper. Aunque seguían siendo amigos, no era lo mismo: Ahora ella tenía otras responsabilidades —a otras personas con un lugar más importante que el suyo— pero sabía que sería egoísta intentar atarla a él sólo porque él la extrañaba.