II - Manzana y canela

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-¡Papi! -El niño exclamó y corrió a abrazar al alfa. El hombre lo tomó en sus brazos con facilidad y lo aferró con fuerza, mientras el pequeño volvía a hablar -¡Este señor me defendió de los niños que me molestaban! -Le contó, asombrado. El hombre arqueó una ceja con escepticismo.

-¿De veras? -Dijo con aquella increíble voz, tan grave. -¿Y qué más hizo este señor?

-Me dijo que soy más fuerte que ellos y que debería darles una paliza por mirarme feo... -El pequeño sentenció, apenado, y su padre bufó.

-¿Eso hizo...? -Dijo con frialdad, y Dean por fin recuperó el habla, aunque algo aturdido aún.

-Y--Yo no quise hablar mal de su crianza, señor. -Se disculpó- Simplemente me sorprendió que el pequeño, dada su posición, tuviese problemas para defenderse.

-¿Dada su posición? -El alfa repitió, remarcando las palabras con acidez mientras dejaba al niño en el suelo nuevamente. El pequeño comprendió por la expresión de su padre que debía marcharse, así que tras echarle una última ojeada a su salvador desapareció por una puerta trasera.

Dean tuvo que tragar saliva al sentir la intensa mirada del alfa posarse sobre él.

-Quiero decir... -Murmuró, indeciso- El niño es un alfa.

-Sí, lo es. Aunque dudo que ese sea motivo suficiente para convertirlo en otro brabucón que resuelva sus diferencias a golpes. -Sentenció el alfa, serio.- Él pueblo tiene suficientes de esos ya.

-Pero si no aprende a defenderse, esos mismos brabucones no dejarán de molestarlo nunca, como quizás hubiesen seguido haciendo si yo no hubiese llegado a tiempo para echarlos. -Dean se defendió, recuperando de a poco su usual soltura. El otro achicó sus ojos azules y lo examinó con detenimiento.

-Le agradezco su oportuna intervención entonces, señor, pero le pediré que me deje la parte de la crianza a mi. Jack es un niño gentil, y pretendo que lo siga siendo.

-Ser gentil no tiene que significar ser débil. -Dean gruñó, ofuscado. Quizá aquel hombre era atractivo pero también era un idiota. El aludido se cruzó de brazos, con el ceño fruncido.

-En eso estamos de acuerdo. -Convino con seriedad- No quisiera que mi hijo fuese acosado porque otros confundan su renuencia a pelear con debilidad.

-¿Eso es una indirecta? -Dean le ladró, sintiendo como su sangre comenzaba a hervir en sus venas.

-No. No se me dan bien las indirectas, si deseo decir algo lo hago y ya. -El alfa sentenció, mirándolo tan fijamente que Dean sintió que sus mejillas comenzaban a arder también. ¡Qué fastidioso era ese tipo!

-Me alegro por usted -Repuso, altivo.- Ahora, si me disculpa... Tengo cosas que hacer.

El alfa se hizo a un lado para dejarlo salir, pero justo cuando la mano del príncipe tocó el picaporte murmuró, mordaz:

-Creí que habría entrado a mi tienda con un mejor propósito.

-¿Disculpe? -Dean inquirió despectivo, volteando a verlo.

-Pensé que querría comprar algo además de sermonear a otros sobre su comportamiento erróneo.

-Iba a hacerlo. -El omega admitió con sorna, haciendo caso omiso de su provocación verbal.- Pero desistí al descubrir que la mercadería tal vez se vea bien, pero resulta desagradable al probarla.

-Vaya, me apena oír eso... Que tenga buenos días, entonces.

-Sí, usted también... -El príncipe murmuró de mala manera, abriendo la puerta del local para salir pero cerrándola de inmediato nuevamente. -¿Sabes qué? No. -Murmuró enfurecido, avanzando en un par de zancadas hasta el alfa y pinchándole el pecho con un dedo acusador. -¡Ya en dos ocasiones vi a ese niño amedrentarse y casi llorar ante otros alfas idiotas que no deberían mostrarle sino respeto, así que lamento si no te agradó lo que le dije pero yo sólo le estaba enseñando a defenderse!

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Where stories live. Discover now