XII - Príncipe y plebeyo

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La mente de Dean comenzó a entrar en pánico mientras el alfa caminaba por el corredor del salón, con la vista fija en Amara. Aún no se había percatado de su presencia pero no podía faltar mucho para que lo hiciera, y pensar eso tenía al omega temblando.

-Quizá si me escapo... -Aventuró calculando desesperado la cantidad de segundos que le restarían a salvo, pero entonces Castiel llegó frente a la condesa y el príncipe supo que era demasiado tarde. Cualquier movimiento brusco llamaría inevitablemente la atención.

Sólo restaba esperar.

-Castiel Novak para servirle, Excelencia. -El alfa dijo con una tensa reverencia. Dean no tuvo que esforzarse para notar que lucía verdaderamente nervioso ese día, y a pesar de su propio miedo sintió ternura por él.

-Llegas tarde -La mujer le espetó poco cortésmente, echándole una mirada desdeñosa de pies a cabeza. El príncipe tuvo que contenerse de insultarla por su maldita falta de modales.

-Le pido mis más humildes disculpas, Excel--lencia... -Castiel murmuró, y en su casi imperceptible balbuceo, Dean supo que estaba perdido.

Las aletas de la nariz del alfa temblaron, y en su rostro se dibujó una sutil expresión de desconcierto. El príncipe se tensó de pies a cabeza mientras el hombre levantaba la mirada en su dirección, y la respuesta de Amara justo en ese instante no hizo mucho para mejorar la situación.

-Con quien deberías disculparte es con mi hijo, pues será ante él que respondas una vez que haya contraído matrimonio con el futuro rey. -La mujer siseó con una clara nota de orgullo en su voz. Castiel divisó a los dos jóvenes nobles de pie a pocos metros de allí y su expresión se volvió pétrea al cruzar su mirada con la de aquel omega que conocía demasiado bien.

-De... veras lo siento. -Murmuró con seriedad, y Dean notó el dolor en su voz, en sus ojos, en cada milímetro de su ser.

-No es necesario, continúen por favor- Gabriel intercedió asumiendo por un instante su rol como futuro Rey consorte, totalmente ajeno a la tensión entre el alfa y el omega junto a él. Castiel parpadeó, confundido, y lo observó como si no comprendiese por qué ese hombre le estaba respondiendo, pero afortunadamente no agregó más nada.

-Muy bien, ahora pasemos a lo importante -Amara los interrumpió, hundiéndose de inmediato en una perorata sobre la importancia de la amplitud de sabores en el banquete, y los distintos platillos que esperaba cocinasen para satisfacer su paladar.

Dean captó la mirada de Cas por una última milésima de segundo, y a pesar de lo imprudente de su acción formó en silencio la única frase que no podía parar de repetir en su cabeza en ese instante.

-Lo siento...

Si Castiel logró leer sus labios o no, el príncipe no lo supo.

°

Jack deambuló por el patio del castillo con sus ojos desorbitados de emoción. ¡Aquel lugar era increíble! Aún no podía creer que estuviese visitándolo nuevamente en tan poco tiempo, siendo que su padre se había negado por años a dejarlo ir. Era fantástico.

Feliz, paseó por el terreno donde Castiel lo había dejado, ese que él había "jurado no abandonar" mientras permaneciese solo. Era muy interesante, lleno de personas que iban y venían ocupadas, pero Jack quería ver más.

Con un acceso de adrenalina, el pequeño miró alrededor para asegurarse de que su padre no estuviese cerca, y finalmente corrió a través de una arcada de piedra que lo condujo a otro lugar totalmente distinto.

La Manzana Prohibida (Destiel Omegaverse AU)Onde histórias criam vida. Descubra agora