32.

31 5 0
                                    

Estábamos ahora sentados en la parte de atrás del Cadillac del padre de Luke. Yo tenía el sobre entre mis manos, estaba sudando y juro que hasta temblaba y Luke parecía estar más fresco que una lechuga pero no. Yo sé mejor que nadie que estaba tan asustado como yo y él temblaba también. 

Me quitó el sobre de entre las manos. 

-¿Quieres que lo abra?-me preguntó, no sabía qué decir o qué hacer. Sólo tragué con dureza y asentí abrazándome a él con fuerza. 

-Tengo miedo-le dije mientras que él sostenía el sobre sólo con una mano y con la otra acariciaba mi espalda besando mi cabeza. 

-Lo sé. Yo estoy igual, grangerita.

Entonces me separé de él un poco rezando mentalmente porque no resultase embarazada. Ya me imaginaba mi vida al lado de Luke con un bebé idéntico a él en mis brazos mientras le doy de comer a lo que él mira la televisión bebiendo alguna cerveza. Mi imaginación era la más de las volátiles en ese momento. 

-La abriré. Estoy muy nervioso. 

-Ábrelo ya, Luke. 

Luke rompió el envoltorio y sacó la hoja del examen. Miró el resultado y me miró a mí. Parecía derrumbarse, en cuanto lo vi así me entraron unas horribles ganas de llorar y una desesperación total. Tanto así que lo hice, me puse a llorar. 

-¡No estamos embarazados! ¡El resultado es negativo! ¿Por qué estás llorando?-preguntó y con mis manos sobre mi cara lo miré. Apreté los puños y empecé a golpearlo por sus estúpidas bromas de mal gusto. 

-¡Eres un imbécil! ¡Estúpido! ¡Te odio!-no dejaba de golpearlo mientras lloraba, ya me había resignado. Ahora mi miedo se convirtió en enfado contra Luke. 

-¡Basta, granjera del demonio!-me gritó y agarró por las muñecas. Me acercó a él y besó mi frente-. ¡Basta ya, loca del demonio!

-¡Deja de llamarme así!

-¡Entonces ya deja de hacerlo!-me dijo y ese acercamiento se convirtió en el más dulce de los besos. Juntó sus labios con los míos y ambos cerramos los ojos, dejó de apretar mis muñecas y luego tomó mis manos. Empezó a besarme tan dulcemente que no pude hacer más que sólo seguir su beso. Luke besaba tan bien. Me gustaba lo que me hacía sentir cada vez que nos besábamos. ¿A quién no le gustaría un beso tan dulce y tierno como ese?

(. . .)

Noha y Luke no eran sólo un par de chicos que se daban besos en un auto, Luke y Noha eran más que eso. Aunque no se atrevían a decirlo, ellos sentían más que gusto el uno hacia el otro. Sentimientos bellos, muy bonitos. Quien sabe si Luke se vi decepcionado ante la negación de la prueba. Tal vez sí lo estaba. Tal vez deseaba aquello con Noha, o, tal vez no. Son muy jóvenes como para convertirse en padres, pero no serían ni los primeros ni los últimos niños de la historia de la humanidad en engendrar un bebé sin estar casados, o sin ser mayores de edad. Aquella tarde no sólo hicieron lo de la prueba, hicieron más que ello. Tal vez no acabaron desnudos en una cama después de una fiesta, pero aquel incidente ayudó a que ambos se conocieran mucho mejor de lo que ya se conocían, y al final del día, todo terminó simplemente siendo un secreto entre ambos. Y uno, del que no se enteraría nadie. 

-¡Luke espérame!-susurró ella por lo más bajo, él era rápido, ella era más lenta que una tortuga. Iban a entrar en casa de viejo Luvré, ese decrépito y mentiroso. Al principio a Noha no le pareció una buena idea, pero después, se convirtió en una de las mejores cuando Luke la convenció por fin de que ese detective metiche Raymond y su amigo Shawn los dejarían en  paz. 

Sangre DulceWhere stories live. Discover now