FINAL

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La clase siguió su curso hasta la hora del patio. Cuando sonó el timbre todos los niños salieron corriendo en dirección al bonito jardín que Sonia había visto antes.

En esa avalancha conoció a Lorena, Sara, Sofía y Carlota. Unas chicas muy majas que estaban en su clase y tenían su misma dificultad.

Cuando llegaron al patio Sonia descubrió que tenía campos para practicar muchísimos deportes. Sus nuevas amigas le ofrecieron quedarse con ellas durante el recreo, pero ella prefería explorar por su cuenta y conocer más gente.

Tras un rato merodeando por ahí, llegó a unos arbustos y descubrió un pequeño agujero en ellos, así que decidió entrar. Hubo una explosión de naturaleza, colores exuberantes y variopintos insectos; parecía estar en medio de una selva de pronto reparó en un banco de piedra.

Sentado en él un chico la miraba con ojos curiosos. Tenía la piel clara, llevaba unos vaqueros y un vistoso jersey verde, su pelo claro y despeinado le daban un aire travieso.
Sus mejillas estaban salpicadas con innumerables pecas. Su mirada desprendía calidez a través de unos hermosos ojos de un tono gris verdoso

Sonia percibió algo a su lado, aunque no estaba segura, habría podido jurar que era como una especie de dragoncito

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Sonia percibió algo a su lado, aunque no estaba segura, habría podido jurar que era como una especie de dragoncito.

Entonces decidió sentarse en el banco, y ocurrió algo muy extraño; se dio cuenta de que sus hadas estaban allí, podía verlas y eso nunca pasaba cuando estaba con gente desconocida.

Aquel chico y ella podían hablar sin necesidad de palabras, con él siempre hecho de estar uno cerca del otro podían comunicarse. Su "conversación" fue algo así:

- Hola- dijo Sonia.

- Hola- le respondió el chico sonriendo. -Bonitas hadas- añadió.

¿Cómo es que podía verlas?, nadie podía hacerlo salvo ella.

- Gracias, bonito dragón- respondió ella, alegre.

- ¿Si?, se llama Chikara, es una dragona y simboliza la fuerza.

- ¿Si?, se llama Chikara, es una dragona y simboliza la fuerza

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-¿Tus hadas cómo se llaman- preguntó el chico.

- ¿En serio es una dragona?, ¡Que interesante ! - exclamó Sonia maravillada- mis hadas no tienen nombres- dijo, reparando en ello.

- Vaya, pues si quieres podemos ponerles uno- repuso el chico.

Y tras un largo rato debatiendo nombres de hadas, los dos cayeron en la cuenta de que aún no sabían cómo se llamaba el otro.

- Por cierto, ¿cómo te llamas?- preguntó el chico.

- ¡Ah, es verdad! Yo soy Sonia- respondió ella tendiéndole la mano amistosamente.

- Pues yo me llamo Álex, encantado de conocerte- dijo él respondiendo a su apretón de manos.

- Igualmente- añadió ella agitando suavemente la mano mientras ambos se miraban fijamente.

Aquel encuentro cambió por completo la vida de estos dos jóvenes. Álex conoció a alguien con quien se entendía perfectamente. Y Sonia, por fin, encontró aquello que le faltaba para poder demostrarle al mundo su error.

Y es que a veces, para que la gente se dé cuenta de que está equivocada, tan sólo hay que marcar la diferencia.
Si te infravaloran, recuerda que te están dado una oportunidad. Porque "cuanto mayor sea el reto, mayor será el resultado"; sólo lo hacen porque tienen miedo de que tu luz sea más brillante que la suya propia, así que... ¡deslúmbrales!

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Este es el capítulo final de la historia, ya sé que tiene un final muy abierto pero de momento se va a quedar así. Gracias a todos por leerla, me hace muchísima ilusión que me hayáis acompañado por esta aventura. Por favor comentadme que os ha parecido y espero que hayáis llegado a la enseñanza final de esta historia. ¡Nos volvemos a ver!

SENTIDOSWhere stories live. Discover now