Maddison y Christian tienen personalidades un tanto distintas.
Por un lado tenemos a Maddison Smith: Una chica no tan común, amistosa, humilde, fuerte, divertida, un poco torpe pero de muy buen corazón
Y por otro lado, Christian White, un chico mima...
—Ponte estos zapatos—Dijo Emily pasándome unos zapatos de tacón cerrados de color negro.
—¿Por que solo vamos tu y yo?—Pregunte mientras me colocan los zapatos.
—Charlie tiene que cuidar que ayudar a su hermano a hacer una maqueta y Alice tiene que ayudar a su hermana a desempacar—Se miro al espejo mientras arreglaba su suéter.
—Supongo que tenemos suerte de ser las hermanas pequeñas—Reí levemente.
—Eso creo—Rió suavemente.
Emily había venido a mi casa esta tarde y desorganizo todo mi closet, buscando mi atuendo para la fiesta de hoy, optando por una blusa negra de mangas largas junto a una falda un poco alta con estampado de pequeña flores en blanco y negro junto a mis zapatos cerrados de tacón negro.
Emily vestía un suéter rosa y un short negro alto junto a unos tacones negros.
Salimos de casa y no subimos al coche de Emily, ella condujo en direccion a la casa de uno de sus amigos.
Llegamos a la casa, la cual era muy grande, entramos y nos fuimos directo a la barra improvisada.
—Escucha Maddie—Dice Emily tomando toda mi atención—Esta fiesta es una oportunidad para tener popularidad en la escuela ¿entiendes?—Asentí varias veces con la cabeza—No bebas mucho y trata de hacerte notar.
—¡Oye Emily!—Gritan una chica—No margines a la chica.
—Solo la estoy aconsejando—Dice Emily riendo—Hola chicos—Dice Emily—Maddie, ellos son Lucy—Dijo señalando a la chica—Y ellos son...
—¡Mike y Sean!—Dije yo sorprendida abalanzándome sobre el segundo.
—Me vas a romper—Dice Sean riendo.
—Me siento ignorado—Dice Mike poniendo una mano sobre se pecho, fingiendo estar dolido.
—¿Se conocen?—Pregunta Emily.
—Claro, es el hermano de Charlie—Señale a Mike— Y Sean es mi amigo de Ottawa—¿Que haces aqui, tarado?.
—Ya hablaremos de eso, ahora juguemos—Dijo tirando de mi brazo hacia la mesa de mini futball.
Después de eso nos pusimos a beber y bailar.
—Oye, Maddie—Dice Sean—¿Te gustaría bailar?.
—Claro—Respondo y nos dirigimos a la pista de baile improvisada.
Bailamos como tres canciones y habíamos empezado a sudar.
—¡Emily!—Grito buscándola con la mirada.
—¿Que pasa?—Dice ella apareciendo detrás de mi.
—Ya es tarde y mañana tenemos escuela, ¿Me llevas?.
—Oh verdad—Dice ella arreglado su suéter—Bueno chicos, nosotras nos vamos, nos vemos mañana, Sean—Se despidió con la mano.
—¿Mañana?—Dije algo confundida.
—¡Sorpresa!—Dice el agitando sus manos.
—Tenemos muchas cosas que hablar—Entrecerré mis ojos—Adiós chicos—Me despedí de los demás.
(...)
—Señorita Smith, no se que costumbres hay en Ottawa, pero aquí si no presta atención se sale de la clase—Dijo la profesora de historia, estoy muy cansada y tengo resaca por la fiesta.
—Maestra, la verdad es que...—Invente una excusa rápida—Su clase es muy interesante y todo pero hoy me duele mucho la cabeza, si me diera un permiso para ir a la enfermería para que me den una pastilla, un jarabe o algo creo que estaría mejor.
—Siempre estás atenta a mis clases, te permitiré el permiso—Recogí mis cosas y me dispuse a salir del salón—Pero la próxima vez, procure decírmelo para no tener que sermoneara - Sali del salón en completo silencio.
Me dirigí a las gradas, el único lugar en donde los profesores no nos vigilan. Cuando llego veo a un chico con una cabellera rubia, casi blanca y casi inconfundible sentado y leyendo un libro. Me acerco a el sigilosamente a el.
—Hola—Dije saltando hasta el, causando que se sobresaltara un poco—Lo siento, ¿me puedo sentar?—Pregunte entre risas.
—Claro, Maddie—Dijo dejando el libro de lado—¿Que haces aquí?.
—Eso te lo pregunto yo a ti—Me senté a su lado—¿Que haces aquí?.
—Pues...—Rasco su nuca suavemente—Digamos que cierto chico rubio extrañaba a cierta chica de ojos azules—Me sonrió de lado.
—¿Estás aquí por mi?—Dije sorprendida.
—Pues si, ¿no estás feliz de verme?.
—Claro que si, tarado—Lo abrace suavemente.
Conversamos durante poco mas de media hora, hasta que sonó la campana de irse. Me despedí y me fui a buscar a mi hermano que estaba recostado en el auto con la vista en el celular.
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