CAPÍTULO 31

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Miro nuevamente las fotos. Ahí se mostraba como ni siquiera tenía idea de en lo que se convertiría mi vida en esas tomas. Me veo tan absorta en mis cosas que era imposible imaginar que alguien me observaba. Incluso está una fotografía del día que nos vimos en el ministerio, Logan está más enfocado y yo estoy solo de fondo, un poco borrosa. Imagino que ahí aún no comenzaban a relacionarme con él.­­­

–La historia que te conté sobre mi ex-empleo es verdadera, pero solo hasta cierta parte —mi rostro cambia por completo. Desvía la mirada buscando las palabras. Aspira antes de hablar —. La empresa pertenece a mi padre.

–No entiendo.

–Él era mi jefe.

–¿Tu padre? –estoy en shock. –¿Pero cómo es posible que pueda hacerle eso a su propio hijo?

–Él es así –alza las manos en ademán de ser esa la única respuesta ­–. Siempre supe que era un déspota codicioso –exhala —. Pero no fue hasta un día que por desgracia descubrí las actividades clandestinas que eran dirigidas desde la empresa que llevaba mi apellido –dice con desdén y siento lástima. Ahora entiendo la razón de su tormento. Está buscando la manera de ver sometido a su propio padre ante la ley.

–Jamás lo mencionaste antes, no tenía idea... –intento decir.

–Es demasiado controversial revelar que tu progenitor es un criminal y que te convirtió en lo mismo que él. No es algo para estar orgulloso –escupe con una frialdad casi irónica.

Comienzo a sentirme mal por acceder a que me contara. Por lo que veo es una herida demasiado profunda que solo causa dolor para él.

–Lo siento, no quise decirlo así.

Hago un gesto de comprensión, igual no me lo he tomado personal entiendo su postura.

—Por él dejé toda mi vida en Nueva York. Huí de casa solo por no cumplir con los requisitos que quería ver mi —su mirada se pierde en un punto fantasma —. Hace años que no veo a mi madre, siempre se dejó manipular por él y accedía a todo por darle gusto. Sé muy bien que no tiene la culpa de nada, él también la intimidaba y sufría mucho al mantenerla bajo su sombra pero ella prefería que fuera así a que me lo hiciera a mí, aunque claro, tarde o temprano pasaría, era inevitable –su mirada es triste. Estoy por pedirle que pare pero continúa –. Intenté contactarla, dejar alguna pista sobre mi estado para su única tranquilidad, pero fracasé. Seguramente él le habrá prohibido conseguir información sobre mí y obligado a olvidarme. Quizá hasta piense que estoy muerto –recarga su peso hacia atrás junto a un sonoro suspiro.

–Yo no lo creo —toco su mano sacándolo de su trance, entonces me mira—. Si soportó todo eso, debe amarte lo suficiente para sentir en si misma que estás bien, las madres tienen ese poder —sonrío al pensar en la mía —. Te apuesto que solo espera el día de volver a verte, porque así será. No te sientas mal por algo de lo que no eres culpable. Sus estándares eran inmorales y tu te diste cuenta de lo mal que te hacía eso, escapaste para darte una nueva oportunidad y pronto verás los resultados positivos de todo ese sacrificio –trato de hacerlo entender. Me duele verlo de este modo.

Baja la mirada.

—Hiciste lo que pudiste —agrego.

—A veces pienso que no fue suficiente.

–Logan, mírame —lo hace —. Tal vez no conozca todos los detalles, pero no eres alguien malo, lo haz demostrado en incontables veces, y desde que decidiste protegerme lo he tenido más que claro. Así que puedo apostar a que hiciste todo lo que estuvo a tu alcance en ese momento —parece dudar, en verdad le cuesta ver sus esfuerzos —. Admiro mucho la resistencia que tienes ante lo que nos está sucediendo. No cualquiera podría con una carga cómo esa, por eso también te agradezco el cuidar de mi, no solo físicamente. Siempre vienes a preguntar cómo estoy o me siento, te aseguras de calmar mis pensamientos y de escucharme, te interesas genuinamente en mi bienestar.

Malas DecisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora