Dos shipers

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—"Y al final del día Kyle y Landon se besaron como si fuera el último que se darían en toda su vida, como un nuevo comienzo hacía esa etapa de sus vidas, sin embargo, en realidad era de lo que sería una historia que pondría a prueba su amor.—"La sirena murmuraba lo que escribía, terminando de escribir en la décima hoja del primer capítulo de su nuevo fanfic. —¡Por fin!—Exclamó de felicidad para luego abrazar aquél papel, firmarla con su seudónimo "Fishipper" y ponerla en la pila de las demás, que estaban al lado de la roca donde se encontraba sentada.

—Ahora solo falta pasarlo a mi computadora de coral y listo~—Dijo con entusiasmo para luego agarrar todas las hojas y dirigirse nadando hacía su hogar, pues estaba en un lugar tranquilo en las afueras del reino donde vivía debido a que le gustaban los lugares así para inspirarse y escribir sus historias, la mayoría sobre sus parejas favoritas de series.

Para quiénes se lo preguntan, esta chica se llama Thalia Reynolds, una joven sirena de diecisiete años que vive en un pacífico reino a las profundidades del mar, sin embargo era normal que los jóvenes de su edad fueran a explorar por las afueras de ahí, ya sea para hacer fiesta, explorar o simplemente para tener momentos de paz y tranquilidad, siendo este último su caso. Ahora no paraba de pensar en qué pensarían sus lectores ante su nueva historia, aunque claro para ella la opinión que más importaba era la de su gran amiga Nora, quién era como su "beta reader" por así decirlo. ¡Ya moría por mostrárselo y saber que pensaba!

Sin embargo justo antes de que pudiera llegar al reino, oyó unas risas masculinas a lo lejos. Se volteó y resultaron ser dos tritones...¡que se parecían bastante a Kyle y Landon! Bueno, si el pelinegro fuera también un glifo como Kyle tendría más similitudes con él, aunque el que podría ser su Landon también tenía diferencias con el personaje, pero no le importaba, no dejaba de pensar que podrían ser sus contrapartes en la vida real, era como un sueño. Cualquier persona se les hubiera quedado viendo un rato para luego seguir en lo que hacían, pero en este caso el instinto shipper de la sirena era tan fuerte que decidió seguirlos de lejos aún con su trabajo en sus manos.

Uno de los chicos poco después agarró el celular de coral del otro, iniciando una amistosa persecución entre ellos. Pensando que podrían darle más ideas para sus fics a Thalia no le importó que volvieran a donde ella había estado antes y empezó a ir tras ellos sin que se dieran cuenta. Aunque al principio iban muy rápido, la sirena no se rendía y poco a poco fue empezando a ir a la misma velocidad que ellos hasta alcanzar llegar a una distancia suficiente para poder continuar espiándolos. Finalmente el ladrón decidió devolverle el aparato a su amigo, con quién volvió a reír, aún sin percatarse de que la chica estaba escondida detrás de una roca "admirándolos" a la distancia.

—Por el rey, de verdad se parecen bastante...—Murmuró para sí misma mientras tenía un grito de fangirl interno.—Muero por contarle de esto a Nora luego de mostrarle el capítulo.—Dicho aquello iba a recoger sus hojas para irse cuándo se percató de que no se hallaban en ninguna parte.

No tardó en entrar en pánico.

Por lo tanto fue inmediatamente a recorrer otra vez cada lugar en el que estuvo, mirando hacia arriba y abajo, sin éxito alguno. ¿¡Cómo pudo haber perdido aquellas hojas!?

—¿Ahora qué voy a hacer?—Preguntó angustiada.

***

—Philip, hijo, ve allá afuera y tráeme un par de robalos grandes ¿Quieres? Estoy algo cansada como para salir por ellos yo misma. —le espetó su madre, recostada en uno de los húmedos sillones de piedra negra.

—Claro mamá, no te preocupes yo iré por ellos.- le contestó el dragoncillo, sonriente.

Philip Kogane, un joven dragón de agua de apenas dieciocho años, siempre había sido muy dulce y servil. Le gustaba ser útil y ayudar a todos mientras le fuese posible, él estaba siempre dispuesto a dar lo mejor de si mismo y esa era la más fuerte de sus virtudes. También era un excelente artista. Desde tocar instrumentos o cantar hasta bailar todo tipo de cosas, Philip era un artista nato, pero su verdadero fuerte era pintar. Adoraba hacer ilustraciones con todo tipo de material que se le pusiera enfrente, pasaba más de la mitad de su día recluido en su habitación haciendo ilustraciones de todo lo que le pasaba por la cabeza y, cuando no estaba ayudando a su madre con todo lo que podía, estaba fuera buscando más materiales para poder seguir dibujando. Salió de la pequeña caverna cerrando la puerta cauteloso tras de sí y dio un fuerte suspiro para relajarse antes de sonreír y emprender el vuelo hacia la parte profunda del vasto mar en el que vivían. Se dejó caer en picada antes de extender sus largas alas negras, buscando un buen lugar donde cazar los robalos que le habían pedido.

Miraba su reflejo en el agua plana y sonreía mientras las olas comenzaban a asomarse, distorsionando la imagen. Llegó al punto donde usualmente cazaba su madre y se metió al agua un par de veces, haciendo clavados veloces y largos, buscando su presa. Alcanzó a distinguir unas manchas un poco más al sur y, suponiendo que eran peces asomándose, decidió acercarse a ese lugar.

Pero no eran peces lo que estaba ahí, eran algunas hojas sueltas y perdidas a mitad del mar. El papel de alga parecía llevar algo escrito, así que Philip recogió todas las que vio y las acomodó en un solo conjunto. Al leerlas se dio cuenta de que era una historia romántica entre un tritón y un glifo, personajes de una serie que le gustaba mucho. Philip acomodó las hojas en orden y las leyó de cabo a rabo, era una historia excelente con una redacción impecable. La historia lo había emocionado a tal punto que no pudo evitarlo, sacó un pequeño cuaderno de alga del bolsillo que siempre llevaba con él y una pluma de tinta de calamar y se dispuso a hacer una ilustración del momento que más lo había encantado: El beso de los dos chicos. Le había parecido increíble la manera en que habían desarrollado aquella historia y, sobre todo, le encantaba la idea de emparejar a esos dos, pues él creía que se amaban muchísimo en la serie. Cuando terminó su ilustración la firmó con una pequeña nota que decía "Estuvo más que excelente, ¿Puedo leer el siguiente capítulo? Las encontré en los arrecifes, perdón por leer sin permiso. –ThePhilster." y juntó con las demás.

Buscó en los arrecifes cercanos una piedra suficientemente pesada para hundir las hojas, las ató con mucho cuidado de no maltratarlas como si de un regalo se tratase, ilustración incluida por supuesto, y las envió al fondo del mar depositando secretamente unas enormes expectativas de que llegara de vuelta a su dueño. Él había perdido ilustraciones antes y sabía perfectamente el dolor que causaba cuando te esforzabas tanto en un trabajo y no daba ningún fruto por haberlo perdido.

Al mirar los horizontes se dio cuenta de que llevaba ya demasiado tiempo fuera y que su madre estaría preguntándose dónde estaba, así que concentró toda su energía en seguir buscando los robalos para la cena, ya se estaba tardando mucho. Se zambulló con fuerza en el agua e inmediatamente logró localizar un banco de peces frente a él, "Hasta eso tengo suerte..." pensó, nadando veloz hacia su presa y alcanzando un par bajo sus garras que se estiraban como lanzas en el mar. Cuando hubo puesto los peces en la bolsa que llevaba, subió a la superficie y voló devuelta al largo islote de piedra donde se encontraba su hogar.



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Gracias por leer, esta es una historia, original de varias personas salida de publicaciones de Facebook XD

Agradecimientos especiales a:

Escritoras

— LovelyFarah

— Tori-Chan27 (también la pueden buscar n Facebook como Tori /u\ ) 


Dibujos 

Mi :'D (no se olviden me pueden buscar en Facebook como yoleisha)


Ayuda con las ideas de la historia

— Alondra ❤

— Judith ❤

— Judith ❤

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The two shippersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora