Epístola

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Thalia había estado desesperada, siguió buscando las hojas durante horas pero nada.

—N-no puede ser, todo mi esfuerzo... —dijo, tratando de no llorar.

Aun así, estaba dispuesta a volver a escribir todo por sus lectores. Entonces vio una roca cayendo al suelo desde la superficie, parecía que tenía algo atado por lo que la curiosidad la hizo dirigirse hacía donde había aterrizado lentamente. Se acercó lo suficiente y tomó en sus manos lo que llevaba, revisándolo, ¡Eran sus hojas!, pero no sólo eso, ahora llevaban un dibujo y una nota con ellos. Para su sorpresa alguien los había encontrado y le había encantado tanto que le hizo un fanart. Se le hizo algo muy halagador, pero de pronto le entró la duda sobre sí debía contestar o no a ésta.

Prefirió tomar las cosas con calma, ya haría su decisión al llegar a casa.

Luego de un largo rato, llegó a casa y se metió en su habitación, se quedó observando el dibujo que le habían dedicado, era de la escena del beso. Leyó la firma que contenía el seudónimo del dibujante, desatando la curiosidad sobre quién podía ser su nuevo admirador.

Literalmente no pudo dormir bien. Pasó toda la noche pensando en... ¡Ni siquiera sabía que clase criatura era! De lo único que podía estar segura es de que no era del mar.

Después de pasar una mala noche por su indecisión, finalmente tomó valentía y se dispuso a responder escribiendo una nota corta que decía "¡Claro! Te mantendré al tanto. -Fishipper."

Tras eso, fue hacía el lugar donde había perdido las hojas con la nota e hilo en mano. Justo en ese momento se topó por ahí con un pez globo.

—¡Ah! D-disculpe señor, ¿Podría por favor subir para mandarle esta nota a él?—Señaló el seudónimo de su "nuevo admirador" que se encontraba en la hoja. —Sospecho que no estará muy lejos de estos lares en la superficie.

–Claro.—Dijo el pez, extendiendo la aleta para que le amarraran la nota y dirigirse a la superficie.

"Espero que le alegre saber que sí." pensó con una sonrisa.

**********

Philip seguía revolviéndose entre las cobijas buscando una posición que le permitiera dormir pero era imposible. No lograba acomodarse.

La cabeza estaba llena de las escenas de aquel excelente fic y realmente le intrigaba saber el resto, o ¿Acaso su intriga era en otra dirección? Intentó pensar en quien debía ser la autora de aquellas hojas, pero nada vino a su mente. Tenía que ser una criatura del mar, eso era seguro, sin embargo no podía darle ninguna forma en su mente. "Alguien con un talento tan bello para escribir debe ser muy bella..." pensó, revolviéndose nuevamente en las cobijas. Philip se sintió un poco avergonzado, ni si quiera sabía quién era y ya estaba idealizando su belleza, desde ese momento no pudo parar de pensar en ella, o no ella.

Por la mañana se despertó muy temprano, resuelto en su decisión tomada improvisadamente. Esperaría por una respuesta todo el día.

Tenía que caber un mínimo de gratitud en esa persona por devolver sus hojas, ¿Cierto? Por lo que responder a su nota era un mínimo que recibir por ello, ¿No es así? Aún ante todo, Philip se sentía un poco extraño cuando pensaba en la expectativa que todo esto le causaba.

Tomó sus llaves y sin dudarlo, desplegó las alas. Se lanzó con éstas bien extendidas poniendo rumbo a los arrecifes, si hubiese una respuesta tendría que llegar ahí seguro. Canturreaba en el camino, chasqueando los dedos y rozando el agua salina de vez en vez. Cuando llegó, se sentó en uno de los enormes corales del arrecife y se recargó en él, mirando al cielo. Suspiró, apenas amanecía. El sueño lo empezó a vencer hasta que se quedó dormido.

The two shippersWhere stories live. Discover now