Slurpies

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—¡Oye Delfinooo!— gritó el dragón, sentado a la orilla rocosa del arrecife que se asomaba a mitad del agua en calma. —Vamos hermano, quedamos que estarías listo hace una hora.— reclamó.

—No me reclames, hace una hora apenas venías de camino. —rió el joven delfín, asomando la cabeza en el mar calmo. —Además, ya te dije que ese apodo es muy humillante.

—Pues quéjate lo que quieras, pero ya es tarde ¿Nos vamos?

—Seguro, hermano. —

Anthony Holt había sido el mejor amigo de Philip desde que ambos tenían memoria. Al parecer, las madres de ambos eran amigas de la infancia así que ellos se habían visto el uno al otro como hermanos desde siempre. Anthony era un delfín rosado. Su pelo brillaba como aperlado en contraste con los rayos del sol, lo llevaba un poco largo y tenía una extraña manía con tocárselo constantemente, ya fuera porque le estorbaba o por costumbre.

Ambos se clavaron dentro del agua nuevamente y descendieron hasta el fondo. Anthony vivía a las afueras de la ciudad, por lo que sólo había una corriente que tomar hacia el centro. El hidrobus no tardó mucho en llegar a su parada, así que lo tomaron a buena hora. Se sentaron al fondo y estuvieron conversando en el camino sobre cómo les había ido esos días, se estaban guardando las pláticas buenas para cuando llegaran a su destino.

Bajaron en un lugar cercano a la fuente de sodas a la que se dirigían y caminaron un par de cuadras para llegar. Entraron y tomaron asiento en una de las mesas junto a la ventana que pintaba "Slurpies" en grandes letras rojas y cursivas. La fuente estaba ambientada en los ochentas, lo que le daba un aspecto interesante a las decoraciones.

—¿Por qué has elegido un lugar tan gay? —rió Philip, observando al rededor.

—Shhh, es que la chica que trabaja aquí es lindísima. De eso quería hablarte... —contestó el delfín, algo sonrojado. —Ah, ahí viene.

—Anthony, ¿Ahora vienes con un amigo? Que lindo, ¿Cómo se llama? —soltó la rubia camarera, una sirena que se acerco sonriente con su uniforme rosado y un cuadernillo ocultando su amplia sonrisa.

—Hola, Nora. Él es Philip, somos amigos de toda la vida, es como mi hermano. —le respondió Anthony.

—Hola, mucho gusto. —sonrió Philip.

—Mucho gusto. ¿Qué les voy a servir chicos?

—A mí dame un slurpie de frutas rojas, te queda buenísimo. —le sonrió coqueto el delfín.

—Y a mí un... Eh... Ahm... ¿Lo que recomiende la casa? —se sonrojó Philip nervioso, siempre se ponía así cuando no tenía respuesta a alguna pregunta.

—¡Okie dokie! —anotó en su cuadernillo de alga antes de darse la vuelta y desaparecer en la cocina con su amplia sonrisa.

—Es lindísima, ¿No crees? —comenzó a hablar Anthony en cuanto ella desapareció de sus vistas. —He estado viniendo como por... Unas tres semanas, sólo he hablado con ella un par de veces pero es tan linda que no puedo evitarlo. Me encanta su cabello, y sus lindos ojos...

—Pues, no lo niego hermano, es bastante linda. —reía Philip, mirando la sonrisa embobada de su amigo.

—Sí, y no sólo es linda, tiene un cuerpo fascinante. Cuando aletea hacia la cocina y contonea sus caderas me pregunto qué tal se movería en mi cama si...

—Ok, ya basta, suficiente información. Eres un asco Delfino. —lo cortó Philip, riendo con fuerza.

—Bueno ya, está bien, pero entiendes mi punto. A todo esto, tú querías hablarme de algo también, ¿No?

The two shippersWhere stories live. Discover now