𝖈𝖆𝖕í𝖙𝖚𝖑𝖔 4

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Los minutos continuaban llegando incluso las horas y solo se mantenía severamente molesto el pobre chico pareciendo un felino desesperado; recordando como el hombre de cabellos negros verdosos se había ido con su pertenencia más preciada. Sentado en la cama en posición de indio, solo podía mantenerse frustrado sin llegar a tener escapatoria. La habitación consistía de un inmenso ventanal dejando ver el área verde que mantenía su vista, la cama grande de sabanas vino y almohadas oscuras recopiladas en esta; en frente se encontraba la cómoda de tonalidad café y arriba una pantalla plasma.

–Veo que los lujos no pueden esperar.–Habló para si mismo saliendo de su posición y así poder revisar más a fondo lo que, lamentablemente, tendría que ver toda la vida.–algunos controles bien acomodados de la pantalla, además de algo mas atrayente para el joven. Aioria sujeto entre sus manos un cuadro dorado, cautivado por la sonrisa que mantenía el español y a su lado una joven pelirroja de cabello lacio y ojos verdes que se mantenían serenos sin tener alguna expresión que deseara mostrar. Como si el hombre fuera lo más común ante cualquiera–¿Será posible?–Vagamente, pudo recordar las burlas hacía Shura, talvez esa joven podía ser parte de gran amargura presente por él. Al lado del mueble, otra puerta dejando ver un baño amplio consistido en regadera con puertas de cristales dejando a la imaginación sobrevolar sus expectativas; el retrete y el lavamanos con un gran espejo y algunas piedras de colores haciendo efecto. Camino hacía la ultima puerta dejando ver una habitación de armario dejando ver solo un espejo enfrente y un mueble para tomar asiento. Además de mostrar diferentes ropajes.

–YA ME HARTÉ.


Aioros se mantenía en la cocina en una cómoda platica con Ángelo dejando ver que ante un hombre burlón o inexpresivo. Se mantenía con educación y amabilidad por los tratos buenos que podía darle; invitando a tomar un café debido al frio que producida la lluvia que nuevamente empezaba a caer. Al final entre ambos terminaron con un punto bastante fuerte, tanto para Ángelo como para Aioros y eso podía ser las relaciones que mantenían con Saga y Afrodita.

–La comprensión que buscamos puede ser algo difícil, ambos tienen sus personalidad de mala muerte. –Bebió un poco de su bebida con leche y continuo su mirada hacía el hombre de cabellos azules.

–Ante los cambios de Dita, termino siendo el único que los presenta. Se le sube mucho el ego a veces y eso llega a sacarme de quicio. Prefiero ser mandado por Shura a sus trabajos lejos a estar más tiempo con él.–La sinceridad sonaba como un mal sabor de boca, podía recordar las molestias del hombre y con ello su forma de ser o tratarlo, dándose cuenta que el no quería un novio, sino un gato. 

Mostraba un rostro suave dejando a la vista una sonrisa, aunque preocupado por dentro con el mal sabor de boca al dejar a su propio hermano caer en las garras del hombre. Tenía esa incomodad que demostraba que solo tal vez pudo equivocarse al dejar a su novio a la deriva, además de ver el rostro de preocupación de Aioria y con ello el cómo evitaba al español. Podía ver, gracias a las ventanas del lugar como el cielo volvía a mostrarse grisáceo entre la oscura noche; prefería esperar que sucedería después. Liberando una pequeña sonrisa nerviosa llamando la atención del mayor.

–Creo que me volveré un joven tío, estoy preocupado.–Termino por recostar su rostro en la mesa.

–No creo que lo seas todavía, ese gruñón todavía no desea verse con una idea de cambiar pañales. Ire a verlo solo para comentarle que no trate mal a las visitas, mientras tu deberías irte a dormir.

–Se lo agradezco, solo que me preocupa mi felino.– La lluvia. sabía lo que provenía de esta, mordió sus labios y giro su vista nuevamente al hombre, como si el estar separadas le afectara–Le provocan miedo los rayos.

𝑨𝒎𝒐𝒓 𝒆𝒏 𝒆𝒔𝒑𝒂ñ𝒂Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum