Capitulo 4

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_Los días realmente transcurren rápido mientras se esta feliz _ se decía el chico de la constelación de Escorpio, ya que había pasado un mes desde su llegada a Blue Graad.

De vez en cuando iba a visitar a Manigoldo que se hospedaba en una de las tabernas de la ciudad. kardia siempre estuvo realmente enfermo aunque hasta ahora no daba problemas ya que no hacia uso de su cosmos y el frio del lugar lo ayudaba.

El peliazul se encargaba de los labores de la casa aunque lo hiciera refunfuñando todo el tiempo , debido a que Dégel pasaba muy ocupado con sus labores -lo que evitaba que pasarán mucho tiempo juntos-. 

Siempre fue un pesado, pero ahora, Escorpio actuaba dulce y amablemente con Dégel quien también actuaba con él como nunca antes, no parecía el mismo, se la pasaban sonriendo de par en par..
Hubo un momento en el que Dégel quitó la nieve del rostro de Kardia, lo que hizo que este se sonrojara, aunque fuese algo inusual en él , sin embargo, Dégel mantenía aún su relación con Unity.  Éstos se seguían viendo sin que el peliazul ni Unity supieran el uno del otro. Esto era algo que pesaba sobre el aguamarina.

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Uno de tantos días la seguridad de la ciudad se había venido abajo cuando un ejército se acercaba a la ciudad.

Todos los caballeros fueron citados, pero aún así no bastaban, así que Kardia decidió unirse a la defensa , aunque todos, en especial Cáncer le dijera que no era un buena idea.

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Este río de la debilidad de Kardia, muy confiado, se acercó donde se encontraba su enemigo. 
El peliazul al ver esto también imitó la acción. Sería una pelea muy interesante sin duda.

Sus puños chocaron al mismo tiempo, haciendo estremecer la tierra. El cosmos que emanaba de ambos era impresionante.

— ¡Scarlet Needle! — su aguja impacto contra el pecho del espectro, arrastrándolo unos cuántos metros hacía atrás.

Haciendo desaparecer el cosmos de su contrincante.

(Al final del día Blue Graad salió vencedor.)

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— ¡Dégel! ¿quieres algo de comer? — gritó kardia desde la cocina, como este no contestó decidió ir a su recamara — Acaso no escuc... — se detuvo al ver a Dégel tirado en su cama.

—¡Ahh hola!— dijo tapando su abdomen rápidamente.

— ¿Qué tienes ahí? — preguntó Kardia jalando la sabana con fuerza — Oyee! ¿Por qué no me dijiste que estabas herido? — replicó  molesto — ven curare esa herida

— No es necesario que lo hagas — exclamó Dégel adolorido — estoy bien.

— Deja de decir idioteces — gruñó kardia trayendo agua caliente y vendas — acaso no te das cuenta que podria ponerse peor.

Al subir la camisa hasta el pecho , deseó frenéticamente tenerlo entre sus brazos aunque ahora se conformaba con poder tener a su amado cerca, y si este llegara a corresponder su amor, sería suficiente.

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Noche del día siguiente. 

Los dos chicos se encontraban recostados cerca de la chimenea uno al lado del otro , hablaron hasta caer dormidos , sin embargo antes de que el Dios del sueño los dominará por completo, Dégel rompió el silencio
— R-Recuerdas aquel beso — murmuró Dégel tímidamente.
— Si. Lo hago — respondió Kardia sorprendido, ya que su amado jamás tocaba puntos sobre ese asunto.
Acuario se volteó hacia kardia y lo miró, vio los ojos de él, esos ojos azules abiertos de par en par, llenos de sorpresa o alegría. Pero hermosos al fin y al cabo.
Y por una vez, dejó de ser el frío, lógico y calculador Dégel. Quería ser otro. Uno que pudiera amar sin condiciones.

Cuando las llamas se disipan  . Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum