Capítulo 10: Fiesta 1/2

198 24 0
                                    

Las siete habían caído con un fresco atardecer que había hecho gruñir a Ibby durante todo el trayecto a casa de Tyler. ¿El motivo? Elizabeth la había obligado a utilizar por primera vez en toda tu vida un corto y delicado vestido de encaje en color blanco que se ceñía a su torso y se soltaba desde su cintura.

—¡Está claro que te vas a quedar con nosotras toda la puta noche! —indica la rubia con el ceño fruncido sin apartar la mirada de la calle.

—¡Por supuesto! —contesta como si fuese una obviedad.

Ibby le regala una mirada de desconfianza, sabiendo perfectamente que eso no pasaría, sin embargo, no venía mal intentar creerle.

—¿Crees que Tyler tenga té? —pregunta Alisson jugando con el dobladillo de su vestido; una prenda rosa y con un gigante moño negro que funcionaba de decorado.

—Probablemente haya en la alacena —contesta Lizy con un encogimiento de hombros.

La sonrisa de alivio que pensaba instalarse en los labios de la menor se borra cuando Ibby pronuncia:

—No vas a tomar té, Aly.

—¿Por qué no?

—¡Porque es una puñetera fiesta de secundaria! —exclama malhumorada.

Alisson va a replicar, pero el sonido de la música le advierte tanto a ella como a las demás que han llegado.

Elizabeth baja junto a ella frente a la casa del rubio cuando Ibby detiene el Jeep.

—Iré a aparcar. No se muevan de aquí.

—¡Aquí estaremos! —canturrea dando varios giros con su vestido. No estaba acostumbrada a llevarlos, en realidad, nunca fue de la clase de chica que se esmera mucho en sí misma.

La rubia arranca el vehículo y desaparece a la vuelta de la edificación de dos pisos cuyo techo de tejas rojizas contrastaba con la pintura blanquecina de las paredes. El césped recién cortado y las palmeras podadas, al igual que el cuidado jardín y los brillantes ventanales dan la idea de que la apariencia lo es todo.

—¡Mira, Lizy, eso brilla! —observa Aly ante las coloridas luces que decoraban los arbustos—. ¿Lizy?—repite mientras se da la vuelta para encontrarse con que está sola.

Elizabeth se fue sin cumplir con lo que le dijo a Ibby, por lo tanto, cuando ésta regresa con una expresión fastidiada no es extraño que comience a maldecir en voz alta al ver que la de baja estatura no está allí.

—¡Ibby! Tienes que ver... —empieza a decir, pero la rubia la corta al tomarla del antebrazo para jalarla hacia la puerta de doble hoja y abrirla, a continuación, de un empujón.

—¡Bienvenidos! —La voz de Tyler llega a ellas en un tono amigable que a oídos de Ibby sonó aburrido.

—Bienvenida tu puta madre —le gruñe la de ojos verdes, deshaciéndose de su cazadora de cuero negra para lanzarla sobre una callada Elizabeth, que, evidentemente, las había abandonado para hacerle compañía a su novio. Luego, y sin más, continúa caminando.

—¡Hola! —saluda inocentemente Alisson antes de ir detrás de su amiga—. ¡¿Tienes té?!

Tyler enarca una ceja desconcertado con aquella pregunta, sin embargo, la que contesta en su lugar antes de dejarse caer en el sofá es Ibby:

—¡No!

La castaña ignora aquella respuesta brusca y se dirige dando graciosos movimientos de baile hacia la cocina en busca de su té.

Elizabeth, por su parte, se queda junto al de ojos marrones dándole un agradable recibimiento a la multitud de adolescentes que iban llegando. Una media hora pasa antes de que la mayoría de invitados hagan acto de presencia, incluyendo a Nicole, quien con su ajustado vestido negro de encaje se pegó a Tyler durante varios minutos. Momento que aprovecha Lizy para escaparse al sofá junto a Ibby.

Máscaras.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora