All This Shame

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— ¡Me engañaron! Todos ustedes conocian las intenciones de Lance y no dijeron nada. Solo me invitaron y me hicieron creer que era por mi, pensé... ¡Todo esto ees porque necesitan un tonto en los mandos!¡ Los leones no son intercambiables! — Acusó en medio de su diatriba unidireccional. Puesto que el prefería ignorar las replicas de sus compañeros resonando a diestra y siniestra por la habitación. — Todos ustedes me decepcionaron.

Keith había cargado su pistola, contó las balas, y la primera fue directo al orgullo de Allura. Un disparo cargado de veneno que golpeo limpiamente su blanco. La desconfianza de Keith a su persona era tan cruel como certera, más que todo porque fue ella quien atentó a Keith en su punto más bajo primero, y ella ni siquiera recurrió a una sola palabra, para para disparar entre sus ojos. — Lamento que se diera de esta forma, y lamento que sea así para ti. Pero Lance tomo esa decisión.

— ¡No hiciste nada para detenerlo! —arrojó— ¿O pensaste que con 'intentarlo' bastaba? Ninguno hizo nada, no quiero aceptar que ustedes solo lo dejaron ir cuando yo aseguré su lugar en el equipo. Me rehusé a tomar a Rojo de regreso porque sabia que Lance no tomaría a Azul. — Y de no haber sido por Pidge, Keith hubiese continuado su juicio uno a uno.

— Si no estuvieras tan ocupado con tu nueva familia, ya habrías sabido esto desde mucho antes. Pero estas considerando tus propios intereses sobre los de Lance. No pudimos obligarlo a cambiar de opinión. Pero sabes que no fue una hipócrita, criticando las acciones de otros cuando el estaba haciendo lo mismo. ¡O! no planeo dejarnos a nuestra suerte para que otro llegara para arreglar el lió que ocasiono.  — Y eso bastó para menguar el fuego.

— ¡Pidge! — reprendió Shiro desde el fondo de la habitación. Pero a conciencia colectiva, ella tenía razón.

— Lo defiendes porque te recuerda tu triste intento de dejar el equipo tiempo atrás. Como si este fuera un empleo del que puedes renunciar. — Retrucó, y fue su última bala antes de abandonar el salón.

Todo lo que pudo reunir, aparte de ser llamado hipócrita por Pidge, es que Lance había dado su renuncia desde la batalla en Naxzela, suficiente para recordarle a Keith su fracaso.

Pero ya lo había hecho.


"Y Lance... Deja las matemáticas a Pidge"


Keith habia puesto su vida en una caja, la guardó en el sotano, esperando que encontrarla igual si algun dia regresaba por ella. Fue estúpido esperar que el equipo mantendría todo intacto en su ausencia. Claro que él tampoco había hecho algo por Lance, nada más que irse; fue un idiota al pensar que eso arreglaría el problema, al pensar que él se esforzó más que Allura.

Que su oportunidad para retribuir el esfuerzo de Lance no fue en vano, que pudo apoyarlo y ayudarlo a seguir adelante como lo hizo Lance por él. Y que Lance confiaba en el para ello, y él no lo había decepcionado. Pero se equivocó.

Igual que un caudal, sus inseguridades se mantenían embotelladas bajo una fina capa de hielo, oculta, pero latente; con poco más que una débil capa de escarcha para evitar desbordes. Y no podía saber si el agua se filtró como escorrentías, o si el hielo ya estaba roto. Y Lance parecía bastante roto durante su última charla. Y Keith debió tratar más. Ahora la verdad le sabia a vidrios rotos desgarrando su garganta. ¿O fue una revancha emocional por el tormento que al que sometió a sus compañeros? Suponiendo que fuese el caso, estaba Keith condenado a encarnar la angustia que alguna vez estuvo enfocada en él.

No, Keith nunca fue bueno para suprimir sus emociones; siempre lo arrastraron a un epitome sin retorno. La desaparición de Shiro desato episodios de ansiedad e intensa paranoia. No quería despegar ni un ojo encima del equipo, si de esta forma podía cerciorarse de se seguridad. Por eso se encontró a si mismo dando tumbos hasta su habitación, refunfuñando cualquier galimatía en lo que definitivamente no era inglés. Hasta que su cabello desordenado rebotaba al azar frente a su rostro.

Será Suficiente [Voltron] Klance/Laith Where stories live. Discover now