CAPÍTULO 13

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Nina se bajó del camaro de Derek cuando éste se estacionó afuera de la mansión Hale.

Caminando con sumo cuidado, puesto que sus tacones le dificultaban el andar por el bosque, siguió a Derek desde atrás sin apartar su mirada del tenso hombre que avanzaba sin verla.

Recordó el completo silencio durante todo el viaje, y entendió que quizás algo estaba mal.

Le resultaba irónico que Derek le hubiese dicho que le contaría sobre Jackson en el camino, y lo único que había escuchado era un silencio sepulcral instalado entre ellos, pero bueno, era Derek.

Un ligero estremecimiento de la cazadora hizo que Derek se voltease hacia ella ―por fin―, provocando que la chica chocara con su espalda.

―¿Qué te pasa? ―lo interrogó, enojada por el abrupto detenimiento que había conseguido golpear su nariz―. ¿Por qué te detuviste así?

―¿Qué tienes? ―la observó de pies a cabeza, esperando encontrar algo extraño.

En respuesta, la adolescente frunció su ceño.

―¿Qué tengo con qué?

―Con eso ―indicó Derek, señalándola completamente―. ¿Por qué tiemblas como un chihuahua?

Inmediatamente, Nina alzó sus dos cejas, incrédula, y soltó un bufido desganada. 

Pensó que contestarle a eso sería inútil porque despertaría viejos rencores, e ignorándolo, llevó su mirada hacia la oscura edificación. Rápidamente sintió que un nuevo escalofrío.

―¿Quieres que te siga allá adentro? ―cuestionó Nina un tanto recelosa, señalando con su índice la casa del hombre.

―Sí.

Ella entrecerró sus ojos evaluando a Derek, pero él era experto en ser inexpresivo, y salvo de preguntarse cuál era el color de los ojos del hombre lobo, no consiguió nada.

―¿Completamente seguro? ―insistió, entornando su mirada para darle como opción el arrepentirse a tiempo.

Por consiguiente, Derek aseveró su expresión.

―Me estás aburriendo con tus preguntas ―masculló, causando que Nina suspirase. «De acuerdo, tal parece está enojado»―. ¿Me vas a decir qué tienes, o tendremos que jugar a ignorarnos?

Nina exhaló con cierto desazón al descubrir que ignorarse mutuamente era lo que menos quería.

―Bueno, es que me resulta extraño que me invites a tu casa ―musitó, encogiéndose en su lugar. Derek detalló cómo sus labios se apretaron con nerviosismo antes de continuar―. Es decir, comúnmente me invito yo sola, y no sé... es raro.

―No me digas que ahora tienes miedo de entrar ―se mofó, aprovechando la oportunidad para burlarla. Metió ambas manos en los bolsillos de su chaqueta y esperó una respuesta.

―No, para nada ―contestó la cazadora con altivez, soltando un divertido bufido―. Sólo quería asegurarme de que, al poner un pie en tu propiedad privada, no acabaré lastimada como una de las últimas veces.

― ¿Extrañas que te cure sobre la mesa? ― inquirió Derek en voz ronca, tal vez picándole la curiosidad por la respuesta de ella.

Nina carcajeó con prisa.

―Y yo decía que eras rígido y no tenías sentido del humor ―mencionó sin gracia antes de pasar por al lado de él, intentando chocar su hombro con el suyo y provocarlo. Lamentablemente, por su estatura, Nina apenas lo rozó en el brazo.

➀𝐂𝐨𝐥𝐝 𝐚𝐬 𝐦𝐞╊𝐃𝐞𝐫𝐞𝐤 𝐇𝐚𝐥𝐞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora