Descanso

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Jimin, con su mente sumida en la desesperación, intentó invocar un antiguo hechizo de localización, una técnica transmitida a través de generaciones de mensajeros lunares. Con su voz temblorosa, recitó las palabras sagradas, esperando que la magia lo guiara hacia su familia perdida. Sin embargo, para su consternación, el hechizo parecía ineficaz, las palabras se dispersaban en el aire sin encontrar eco en el tejido mágico del mundo. Su conexión con la diosa Laurenel, aunque profunda, se veía obstruida por una fuerza desconocida, como si la misma esencia del lugar hubiera sido alterada o corrompida, desviando el curso de su magia.

Tenía que valerse por si mismo. 

Siguió buscando, aun cuando le doliera la garganta, no paraba de gritar, llamando a su padre, a los nombre de sus dos hermanos mayores, debía encontrarlos, tenían que estar vivos, él no podía ser el único sobreviviente, era imposible. Se arrastró penosamente, en un pobre intento de caminar sobre los escombros, estaba tan cansado y le dolía tantas partes del cuerpo, pero lo ignoro, al igual que sus costados sangrando, no eran importantes. Trato que un hechizo de sanación fluyera, pero solo era desperdiciar energía, pues no daban alivio alguno, por lo que decidió, que luego se ocuparía de esas heridas.

Tanto como la pérdida de sangre y los fuertes rayos del Gran astro, lograron menguar sus energías, doblándolo por fin luego de horas recorriendo todo el pueblo, sin rastros que le dieran esperanza.

–Come por favor- El Lobo se sobresaltó sorprendió, aquel ser enigmático aún lo seguía de cerca, sosteniendo entre sus garras el cadáver sanguinolento de un Demon de la pradera.

-Gracias pero dudo que pueda comer algo en mi estado- A Jimin la preocupación le cerraba el estómago, no podía sentarse y relajarse mientras sus familiares estaban perdidos.

-Por favor, estas siendo totalmente irracional, puedo oler como tu sangre fresca y abundante deja tu cuerpo constantemente, morirás a ese paso y un cadáver no podrá hacer nada. Vamos al río para que te limpies, cures tus heridas y comas para recuperarte un poco, luego podremos seguir con la búsqueda, es más ve y hazlo por tu cuenta y yo me quedo buscando- Para el ser envuelto en plata esto estaba siendo difícil, aun cuando era por el bien de ese mortal, no le hacía caso, parecía empeñado en hacerse daño, ¿Qué no tenía sentido de supervivencia?

-Espera... ¿has oído eso?- El Lobo volvió a levantarse, toda su delgada pero acuerpada figura temblaba, pidiéndole a su portador que dejara de ignorar su propio dolor. Más Jimin lo ignoro, había escuchado a su padre llamándolo, era su voz, perfecta y clara, estaba vivo, lo sabía.

En ese preciso momento, una voz susurrante se superpuso en su mente, suave y etérea como el reflejo de la luna en un estanque tranquilo. Era Laurenel, la deidad lunar, guiándolo más allá de las limitaciones de sus hechizos.

-Hablo enserio- Se quejó el Dragon bastante irritado, barajando la opción de obligar a ese Omega a seguir sus órdenes, su estado era lamentable, al borde de un colapso, odiaba ver eso, como la vida parecía escapar de un cambia-forma.

-Cállese- Le ordeno en un susurro desesperado, el Lobo lo escuchaba, en el completo silencio. Con renovadas energías acudió a ese débil murmullo que parecía traerle el viento. Guiándolo a una dirección incierta, siendo seguido por el Dragon.

"Sigue el sendero de la luz plateada", susurró la voz de la diosa Laurenel, tan clara y reconfortante como el murmullo del viento entre los árboles en una noche de luna llena. "Allí encontrarás lo que tu corazón ansía." Impulsado por esas palabras divinas, Jimin se sumergió en un camino iluminado por una luz argéntea, apenas perceptible al principio, que se iba intensificando, dibujando una senda luminosa que serpenteaba a través de las calles en ruinas. Cada paso lo acercaba más al llamado de su padre, y con ello, a la esperanza de reencontrar a su familia en medio de un mundo quebrado.

Dragon Song /Yoonmin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora