El salvaje este (final)

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Ranma ½ no me pertenece.

Mas en momentos de desasosiego quisiera ser como Rumiko y portarme mal con los fans.

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Fantasy Fiction Estudios presenta

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El año de la felicidad

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El salvaje este

(final)

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—Es... ­—murmuró Kasumi, pero no pudo terminar la frase, no estaba segura de la respuesta.

Nabiki se adelantó para sacar con las dos manos los montones de papeles pulcramente doblados que había dentro de la caja. Los contó con rapidez, eran alrededor de veinte. Desdobló el primero, pasando los ojos por lo que había escrito allí.

—¿Qué es? ¿Cuál es el legado que papá nos dejó? —preguntó Akane preocupada.

—«Pistola Arashi de calibre .31, modelo 1869...» —murmuró Nabiki leyendo el papel con detenimiento—. «Arma de uso civil. Patente de uso a nombre de... Soun Tendo y herederos.»

Nabiki levantó los ojos para mirar a sus hermanas. Les pasó otros de los papeles y cada una los fue abriendo y leyendo.

—Son las patentes —dijo Kasumi sorprendida.

—Las patentes de todas las armas —indicó Nabiki—. Todas las armas que alguna vez nuestro padre creó.

—Incluso el rifle triple S —dijo Akane mostrando uno de los papeles que estaba casi al fondo de la caja.

—Quiere decir que, si las fabricáramos podríamos ganar mucho dinero vendiendo cada una —comentó Kasumi—. Sin embargo... no tenemos dinero para eso.

—Sí tenemos —la corrigió Nabiki. Se asomó sobre la caja y sacó una bolsa de cuero que abrió de inmediato, como lo suponía eran billetes de yenes. Pasó la mano entre ellos sopesando la cantidad—. Creo que deben ser unos diez mil yenes, una pequeña gran fortuna. Con esto podríamos sobrevivir algunos años sin problema, o también...

—¡Montar una fábrica propia para producir las armas Tendōru! —exclamó alegre Akane.

—Oh, hermanas. ¿Comprenden lo que eso significa? —dijo Kasumi con los ojos brillantes de emoción, pasándole un brazo por los hombros a cada una de sus hermanas y estrechándolas en un abrazo.

—¿Qué nos mudaremos a la capital? —sugirió Nabiki alzando una ceja.

Kasumi soltó una risita.

—Yo iba a decir que podremos continuar con el negocio de las armas, que era lo que papá más amaba —corrigió con dulzura—. Pero creo que tienes razón, Nabiki, la capital es el lugar más adecuado para poder abrir nuestra fábrica, Nerima es demasiado pequeño.

Ranko y el panda se miraron, luego la pelirroja observó la felicidad de las hermanas Tendo y sonrió.

—Al final lo que el señor Tendo les legó sí era un gran tesoro, aunque no todos podrían haberlo apreciado —comentó.

El año de la felicidad parte 2 (capítulos 201 en adelante)Where stories live. Discover now