Capítulo 3 - Sinceridad

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Stan y Kyle llegaron al gimnasio que hace poco había sido renovado gracias al esfuerzo de sus padres, algo que fue muy necesario dado a que muchos de los chicos se hacían heridas al caer en el suelo que era tan duro como el cemento. La práctica de animadoras aun no comenzaba así que decidieron sentarse en el segundo escalón de las inmensas escaleras para seguir escuchando música. Algo que el moreno disfrutaba de escuchar música con su mejor amigo era que no necesitaba decirle cuales canciones saltar o cuales dejar sonando, el pelirrojo lo conocía muy bien y sabía todo sobre sus gustos, desde que canciones eran sus favoritas y las comidas que no le gustaban, hasta cuales eran sus miedos y sueños. Lo más importante es que era algo reciproco, ambos le daban al otro lo que recibían. Stan también conocía casi todo sobre Kyle, lo que lo hacía enojar y reír, recuerdos vergonzosos e incluso pequeños detalles de manías que tenía el judío, algunas de esas cosas eran por ejemplo cuando cerraba los ojos cuando lo fastidiaban o cuando intentaba esconder un mechón de su afro debajo de su ushanka verde disimuladamente.

A Stan le parecía que su cabello era genial y no entendía el por qué le avergonzaba mostrarlo, era como una nube esponjosa de color carmesí, le recordaba a como se veían las nubes en los atardeceres rojizos y era muy suave o al menos de lo que recordaba cuando dormían juntos en su niñez, muchas veces despertaba con su rostro sumergido en aquel cumulo de rizos pelirrojos y se quedaba así sin moverse hasta que Kyle despertaba, no conocía una almohada mejor que esa.

Ahora mismo un pequeño mechón ondulado se asomaba por el borde de su gorro y se agitaba delicadamente con el viento, nuevamente el moreno se veía hipnotizado por detalles tan simples como esos. Luego de un rato distrajo su atención hacia las chicas que comenzaban a salir de los vestidores, estaban Wendy, Bebe, Nichole, Red y Jenny, entre muchas otras chicas, algunas que entrenaban desde hace tiempo y otras principiantes que se estaban postulando para unirse al equipo de Cows. Todas llevaban el típico uniforme de animadora con falda plisada y colores verde y negro. Bebe llevaba un moño de esos mismos colores sobre su cabello rubio y ondulado, aquel año había sido elegida como la capitana de las animadoras por lo que las novatas la miraban con mucha admiración, se paseó frente a ellas con fingida elegancia y finalmente dio inicio al entrenamiento

"Como ya saben, estamos en periodo de prueba, así que las chicas que quieran unirse deben esforzarse y las que quieran mantenerse dentro deben esforzarse el doble, no tenemos cupo para todas así que solo quedaran las mejores"-les advirtió la rubia, prosiguió a sentarse en un mesón que le permitía observar ampliamente el espacio del gimnasio para evaluarlas detenidamente a cada una. Las chicas que eran parte del equipo desde hace tiempo mostraron sus mejores habilidades y todos los trucos que aprendieron durante los años, las principiantes con dificultad intentaban demostrar su potencial, aunque con una obvia torpeza y falta de fluidez en sus movimientos.
Ser animadora era más difícil de lo que aparentaba, pensaba el moreno al ver como Wendy saltaba para caer sobre los brazos de sus compañeras, debía tener mucha valentía y confianza en sus amigas para no tener miedo de dejarse caer, aun más tomando en cuenta la sonrisa de oreja a oreja que vislumbraba en su rostro, ni un dejo de temor en sus facciones ya que era importante transmitir esa positividad al equipo. Bebe caminaba entre cada participante, analizándolas de arriba abajo y de vez en cuando corrigiendo sus posturas, haciendo que repitieran el mismo movimiento una y otra vez hasta que lograran realizarlo a la perfección. Las nuevas se veían nerviosas y respondían a las sugerencias de la rubia con tartamudeos, Wendy y las demás chicas ya estaban acostumbradas a todo aquello, por lo que estaban relajadas y conversaban tranquilamente mientras se estiraban y practicaban sus rutinas que ya sabían de memoria.

Luego de unos minutos Bebe les otorgó un tiempo de descanso para que pudieran ir a beber agua o secarse el sudor que corría por sus frentes, las chicas dieron un suspiro de alivio y se dirigieron cansadamente hacia los baños. Wendy apenas con unas cuantas gotas cayendo por su mejilla se acercó hacia los dos chicos animadamente, Bebe la acompañó y le tendió una botella de agua, la cual agradeció tomando un trago de esta como si hubiera estado perdida por días en el desierto.

Siempre fuiste tú (Style)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora