Capítulo 4 - Ahora y antes

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Tal y como se lo habían ordenado, Stan ejecutó obedientemente cada una de las instrucciones que le dictaba el menudo rubio, el cual obviamente tomó el papel a cargo de la cocina, siendo el único con una experiencia culinaria que pudiera definirse como exitosa. El moreno no era muy hábil con el cuchillo y la idea constante de que pudiese accidentalmente cortarse un dedo no ayudaba mucho. Butters dándose cuenta de esto lo aparto del afilado instrumento y le sugirió que hiciera una tarea más sencilla como mezclar los ingredientes del relleno, pronto sus manos antes pulcras ahora estaban llenas de grumos de una masa de papas, los cuales se resistía a probar disimuladamente fuera de la vista de sus compañeros. Kenny por mientras estaba absurdamente entusiasmado con la comida, aprovechaba cada oportunidad que encontraba para que Butters aprobara el fruto de su trabajo, más que nada para conseguir uno que otro elogio del rubio.

Llevaban ya más o menos una cantidad abundante de las croquetas listas, las cuales estaban apiladas una encima de otra formando una torre humeante de olor a fritura, un aroma capaz de hacerlos olvidar lo poco saludable de aquel festín en favor de lo delicioso que debía ser.
Luego de dar por acabada la labor tocaba la parte más fastidiosa del proceso, limpiar el desastre que dejaron como si no hubiese ocurrido nada en esas horas (ya que fue imposible ignorar las constantes advertencias del pequeño rubio sobre cómo podrían castigarlo sus padres si vieran la cocina así) Kenny llevó la bandeja de croquetas a la mesa del comedor y la observó apetitosamente como cual depredador mira a su próxima presa. Finalmente se sentaron a probarlas y quedaron satisfechos con el producto de su esfuerzo, no era un plato gourmet, pero era un manjar suficiente para unos chicos de secundaria. Después de un rato el moreno comenzó a sentirse impaciente, el de chaqueta naranja estaba demasiado entretenido conversando con Butters y al parecer se le había olvidado la razón por la que había llegado a su casa en primer lugar, le dio una mirada ansiosa y el rubio por fin recordó su petición.

"Oye Buttercup, quedó todo muy rico pero tanta comida salada me dio sed, ¿Podrías ir a comprar una bebida?"-solicitó el rubio con un puchero

"Oh hamburguesas, no pensé en eso"-dijo al levantarse y tomar sus llaves- "Volveré pronto, ¡no se coman todo!"

"No te preocupes, soy un buen chico y me porto bien"-prometió Kenny, Stan lo miraba incrédulo, nadie se creería tal falacia, solamente el inocente rubio podía confiar en esa frase.

Butters le dio una mirada asertiva e ingenua antes de salir por la puerta con paso animado. El moreno pudo casi jurar que alcanzo a escuchar un fragmento de su voz tarareando alguna cancioncilla, era típico del rubio caminar por ahí dando ligeros, casi imperceptibles brincos a la vez que canturreaba canciones infantiles o que escuchaba en la radio; su voz no era particularmente desagradable y si tenía que admitirlo, en cierto modo creaba un ambiente tranquilo y apacible, probablemente era una de las razones por las cuales el pequeño era tan fácil de querer.
Kenny se quedó mirando por un momento el cómo su diminuta figura desaparecía por la ventana, eso hasta que el moreno tosió irritado para llamar su atención de vuelta al problema. El rubio rio torpemente y recobro la compostura, entrelazando sus manos en una posición de atento oyente.

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Siempre fuiste tú (Style)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora