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-Estoy listo para irme Dr. Light- afirmó Mega Man empacando unas cuantas reservas y dándole una suave caricia a Rush.

Light recibía los constantes reportes de los Robot Masters en vivo mientras estos evacuaban la ciudad.

-Rock- llamó el viejo volviéndose hacia su hijo y tomándolo de los hombros -Ten cuidado hijo-

-Lo tendré- el chico sonrió -¿Dónde voy primero?-

-Ve con Cutman- dijo su padre -Los últimos días se ha encargado de deforestar un área para construcción, hay maquinaria pesada allá-

-Entiendo-

-¡Buena suerte Mega Man!- gritaron los Robot Masters al unísono.

Roll corrió hacia su hermano y lo abrazó con fuerza.

-Cuídate Rock- la chica parecía estar a punto de llorar.

-Todo estará bien Roll- le consoló el bombardero azul -Volveré en cuanto pueda-

El joven salió de Light Labs.

-Vamos a destruir, Rush- el chico le dirigió la mirada a su perro, el cual se preparó para alzar el vuelo.

Mega Man saltó sobre él y se despegaron del suelo a gran velocidad.

-¡Muy bien Rush!- el chico elevó la voz para que su perro pudiera oírle -¡Primero lo primero! ¡A POR BASS!-

El joven surcó el cielo, jugó con las nubes y su silueta quedó grabada en ellas. La imponente Megalópolis se presentó ante Mega Man, el chico bajó la vista y observó a la multitud de personas que abandonaban la ciudad guiados por los Robot Masters.

-¡Miren, es Mega Man!- gritó alguien.

A pesar de la distancia que les separaba, el chico podía escuchar las ovaciones de la gente y sus súplicas porque salvara la ciudad.

El chico saludó haciendo una pirueta y continuó sobrevolando la ciudad.

○●○

Proto Man arribó a un viejo y destruido laboratorio, lo único que quedaba de sus paredes podía destruirse en cualquier momento y aplastarle, sin embargo, no había tiempo de pensar si adentrarse o no en aquellas ruinas, era momento de investigar. Se adentró en aquel oscuro lugar, Proto Man fue construido con un complejo sistema que, aunque un poco defectuoso, le permitía tener algunas ventajas sobre otros, una de ellas era ver en la oscuridad, mientras los ojos de otros brillaban como linternas para iluminar el camino, él solo necesitaba de su visión nocturna, aunque de todas maneras, sus ojos ya brillaban como un par de estrellas, era por eso que usaba siempre gafas oscuras, pero esas son anécdotas para otro día. El chico de bufanda observó el lugar agudizando su oído para percibir cualquier sonido extraño que le amenazara, sus pasos hacían un eco terrible y era desagradable la cantidad de cucarachas y ratas en aquel lugar.

El joven se detuvo frente a un pasillo bloqueado. Un disparo cargado le abriría paso, pero esto podría dañar la estructura, la cual caería sobre él y para ser sincero, tenía ganas de vivir unos días más.

Apartó con sus manos escombro tras escombro, ladrillo tras ladrillo, varilla tras varilla hasta que tuvo el espacio suficiente para pasar. Al otro lado todo era igual de sombrío, no daba buena espina pues parecía el típico escenario de una película de terror, pero era obvio que ahí no habría fantasmas.

-Muy bien- le susurró a la nada -¿Dónde está la computadora?-

Las computadoras de los científicos eran siempre gigantescas y a veces abarcaban habitaciones enteras, por lo que movilizarlas no era una opción, además no eran para jugar, el Dr. Light siempre se lo dejó muy en claro.

No habían mapas, ni alguna señal que le diera una pista por lo que tendría que recorrer todos los pasillos hasta encontrar lo que buscaba, en parte era bueno, no toda la información se encuentra en una computadora, hay archivos, documentos físicos millones de hojas de papel con información valiosa y estaba seguro de que al menos encontraría una página.

¿Derecha, izquierda o al frente? Fue la interrogante que se hizo al encontrar tres pasillos.

Sujetó su barbilla con sus dedos y recordó.

"Albert y yo siempre fuimos polos opuestos, si él decía negro, yo decía blanco, si él decía sí, yo decía no, y sin embargo, fuimos los mejores amigos..."

Siguiendo esa lógica, en Light Labs, ¿En que dirección se encontraba la computadora del Dr. Light?... A la derecha, siempre era a la derecha.

El chico tomó el pasillo a su izquierda y deseó que su hipótesis fuera cierta por más carente de sentido que pareciera.

Avanzó lentamente, jamás había estado ahí, sin embargo parecía orientarse como si hubiera vivido ahí toda su vida.

Llegó a una sala gigantesca donde se encontraba una pantalla de proporciones enormes y un teclado con más teclas de las necesarias.

El joven se acercó y trató de encenderla, sin embargo no pudo hacerlo.

-Falta energía- susurró para luego agacharse y buscar debajo del teclado un pequeño protector, el cual abrió y sacó un par de cables.

El joven volteó, era tonto pensar que hubiera alguien más ahí pero era una costumbre hacerlo.

Desató su bufanda y la dejó a un lado, con un poco de esfuerzo logró desabrochar su grisáceo traje dejando su pecho al descubierto. En este se encontraba otro protector igual que también abrió y se reveló lo que se encontraba dentro de él: una batería azulada con cables a su alrededor y un sistema bien construido y funcional de no ser por su batería.

El joven sostuvo el cable con fuerza y lo conectó a su batería, salieron chispas y el joven se quejó.

Su plan funcionó y la computadora recibió la energía suficiente para funcionar.

El joven se levantó con esfuerzo aún con el cable conectado a su sistema, miró la pantalla y registró todo, en realidad no habían cosas muy interesantes además del control de cámaras que no funcionaban, un control para cerrar pasillos, unos cuantos planos de robots sin importancia y una copia de los de lo Robot Masters e incluso en la papelera no encontró mucho así que la apagó y se desconectó del cable no sin antes guardar en su memoria un mapa del lugar.

Cubrió de nuevo su pecho y se colocó su bufanda.

Siguió con su recorrido hasta llegar a unas viejas habitaciones que alguna vez sirvieron de almacén, solo halló reportes de mal funcionamiento de ciertos prototipos, códigos específicos para corromper el sistema de cientos de robots y muchos papeles más sin importancia.

Era una tarea tediosa pero al final valdría la pena.

El joven llegó a una habitación apartada, al entrar se topó con una cama, una mesa de noche con una lámpara y un armario, dedujo al instante que alguien dormiría ahí, posiblemente Wily.

Iba a irse pero algo lo impulsó a no hacerlo, y registró un poco el lugar.

Solo encontró batas y ropa vieja y llena de polvo, carcomida por ratas en el armario, la lámpara estaba rota y la cama seguía intacta.

La mesa de noche tenía unas cuantas gabetas.

Una de ellas estaba con llave y no planeaba buscar la llave, así que le propinó una patada y destruyó el mueble pero encontró un pequeño libro entre la nube de polvo.

Se agachó a recogerlo y lo sacudió.

Le dio la vuelta, lo inspeccionó un poco.

Era un pequeño libro forrado de cuero, las esquinas protegidas con armazón dorado.

Lo abrió.

No era una agenda.

En la esquina superior derecha se encontraba una fecha, una muy antigua, debajo de ella un par de largos párrafos.

La curiosidad le invadió y comenzó a leer...

Flores [Busca la nueva versión]Where stories live. Discover now