16.

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Estaba enterrado en la cobijas, el cuarto de huéspedes de la casa era bastante cómodo, se estiró lo más que pudo, el pequeño gatito saltó sobre su pecho y lamió su nariz.

—Ya, Suga— el gato le miró molestó y levantando la colita y contoneando la cadera bajó de cama indignado. Nam sonrió viendo a su gato marchándose.

Se levantó y se estiró, se miró en el espejo de la habitación.

—Debo cortarme el pelo— dijo mientras pasaba sus manos por las largas hebras de su castaño cabello, acarició la sudadera perteneciente a YoonGi.

Se desvistió lanzando sus prendas a su cama y en ropa interior se dirigió al baño para poder ducharse. Mientras se bañaba, pudo escuchar la puerta de su casa ser abierta, luego la de su habitación.

— ¿Quién está ahí? — preguntó parando de enjabonarse.

—Soy SeokJin.

Suspiró y siguió bañándose. Cuando salió, su hermano estaba al pie de su cama sosteniendo la sudadera.

—No has tirado sus cosas— dijo— ¿Por qué?

—No puedo hacerlo.

— ¡Si puedes! —su hermano pasó su mano por su cara con desesperación—Nam, él no va a volver, y tú lo sabes.

Las manos de Nam se apretaron en el borde de la toalla.

—Es difícil para mí aceptar que YoonGi ya no está— lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas.

—Ha pasado un buen tiempo, sé que es doloroso, pero debes seguir tu vida—SeokJin limpió las lágrimas de su hermano. —A él no le gustaría verte tirar tu vida por la borda. Ya ha pasado un año y medio desde su muerte, es hora de avanzar.

—No sé cómo.

Y entonces todo el dolor acumulado se desbordó, lloró hipando y berreando de dolor, gritó el nombre de YoonGi, SeokJin lo abrazó y le dejó llorar, después de todo no podía hacer mucho.

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