Capítulo 7

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Cuatro días antes de Noche Buena nos llamaron del hospital para decirnos que los resultados estaban listos. Adam me pidió por favor que lo acompañara al hospital y yo acepté, entendiendo que no querría recibir la noticia solo.

Llegamos al hospital y le dieron un sobre con su nombre. En su cara se notaba el nerviosismo y el sobre temblaba en sus manos. Si bien yo sabía que era la hija de Nicole, él no podía estar seguro hasta ahora, esto era muy importante él. Lo que dijera ahí cambiaría su vida, tanto si Lucía era su hija como si no, me tendió el sobre y me preguntó si puedo leerlo yo, porque sus manos temblorosas no le permitirían leerlo.

Tomé el sobre y comencé a leer en voz alta:

- El señor Adam Rodríguez es un 99.9% compatible con la niña Lucía de Jesús. - Terminé de leer, le sonreí y le entregué los resultados para que siguiera leyendo él mismo. Lo volvió a leer estupefacto nos tomó a ambas en un abrazo, que demostraba su gran nerviosismo y emoción.

- Ven con papi – le dijo a Lucía y podía ver que había querido decirle esas palabras desde hace varios días. Estiró sus brazos a cogerla, tenía una sonrisa que le iluminaba toda su mirada, Lucía rápidamente fue, como si supiera que él le pertenecía. Fue algo especial ver el intercambio entre ellos, finalmente sabiéndose padre e hija.

- ¿Podemos ir por una caminata y un helado?  – me miro esperanzado y como no tenía nada que hacer acepté.

...

Una vez en el carro fui al baúl a buscar el coche de Lucía, pues ya pesa demasiado para cargarla por mucho tiempo. Lo saqué del carro, la puse en su coche y bajé su mochila, con sus juguetes y galletitas para que comiera. Cuando tuve todo me volteé a ver a Adam que estaba esperando por nosotras y le dije que dirigiera el camino.

Encontramos a un vendedor de helados naturales, el escogió uno de coco y yo uno de parcha. Él llevaba el coche mientras yo tenía la mochila, nos sentamos en un banco a comer y disfrutar del buen tiempo. Le pregunté porque había decidido buscarnos a Lucía y a mí, si fácilmente pudo haber hecho como que ella no existía y continuar su vida, estaba curiosa desde la última vez que lo menciono.

- Cuando creces en un hogar medio disfuncional como el mío, donde tus padres no se llevan, pero por las apariencias no se separan. Tienes dos opciones, bien te conviertes en eso que odias o decides cambiar y ser diferente. Yo pude haber ignorado que tal vez tenía una hija por ahí, pero eso no me haría mejor persona que ellos – luego se explicó. – No me malentiendas no digo que sean malos padres, me aman a su manera, solo que a veces no tenían la mejor manera de expresarlo.

- Es por eso, que quiero ser parte de su vida, sé que ella vive contigo y honestamente yo no sé que hacer solo con ella. Justo ahora te ví bajando y acomodando todas sus cosas, yo no se si pueda hacerlo, pero en todo lo que pueda quiero estar presente. Poder verla cuando la extrañe y estar ahí cada vez que ella me necesite, quiero ser eso para ella – me sentí feliz de haber aclarado esto porque tuve miedo de que en cuanto supiera que era su hija quisiera apartarla de mí, aunque hubiera dicho que no lo haría.

- Mira – le dije – tu eres su papá y yo no tengo ningún derecho, más que el pedido de Nicole de que me quede con su hija y la crie. Las puertas de mi casa siempre estarán abiertas para cuando quieras verla, yo nunca te lo prohibiré, lo prometo – todo habiendo sido dicho se sentía genial y como prueba de que cumpliría mi palabra lo invite a mi pequeña reunión de Noche Buena.

Llegó el día de Noche Buena y yo me estaba preguntado porque diablos se me había ocurrido hacer una comida completa cuando nunca antes la había hecho. Mamá siempre se encargaba de eso y yo solo ayudaba un poco. La cena sería a las 7 de la noche, eran las 4 y todavía no había terminado con el postre. También tenía que bañarme y a Lucía, arreglarnos y recibir a nuestros invitados.

El tiempo no se detieneWhere stories live. Discover now