II - Los colmillos, el vestido y una llamada de atención

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Al final tampoco me podía quejar. Nevra no se había chivado aún de nada, Miiko no me había matado nada más verme, la ciudad no estaba en llamas y no había un ejército dirigiéndose hacia Hex. Ni tan mal. Pensaba en ello mientras comía, al fin algo decente, en mi nueva habitación a la vez que hablaba con Kero. Me habían dado un cuarto realmente amplio, y con una gran ventana al fondo. Estaba bien, a pesar de estar sucio, agrietado, no tener nada más que una cama vieja de madera y una caja rota a su lado para hacer de ¿mesa?, daba igual. Kero se había disculpado mil y una veces por el estado de la habitación diciendo que pidió a Ezarel si podía arreglarla pero que este se debía haber olvidado. Dudaba que lo hubiese olvidado. Insistí en que no necesitaba nada más, podía limpiarla yo misma. Además, viendo lo pomposo que era todo en el Cuartel General, lo último que quería era que me llenasen mi nuevo espacio privado de flores inservibles, cortinas y decoraciones. Tenía también un baño privado al que se accedía sólo desde mi habitación, y en bastantes mejores condiciones, así que más allá de eso sus lujos me importaban más bien poco. Kero decía que era el único cuarto libre que tenían en el cuartel, que había sido anteriormente un almacén, pero no pude evitar percatarme del hecho de que estaba lo más lejos posible de la sala del Cristal. Si por Miiko hubiese sido me hubiese enviado a dormir en la prisión que había en lo más hondo de la torre. 

—Siento los modales de Miiko —Dijo Kero avergonzado.— Es algo desconfiada y brusca, pero verás que se le acabará pasando.

—No importa, si yo estuviese en su situación, sería igual o peor. No es fácil tener tanta responsabilidad sobre tus hombros y tener que reprimir tus impulsos. Sé de sobras que si no fuese porque es la Líder de la Guardia, me habría matado nada más poner un pie en la ciudad.

—Tampoco creo que eso hubiese sido así... —Dijo, pero al acabar la frase se quedó pensativo.- Bueno, quizás sí -Reí.

—Tú no crees que las brujas seamos las culpables, ¿me equivoco? — Pregunté, y el chico, avergonzado, miró hacia otra parte. Era demasiado gentil para creerme una criminal. Imaginaba que también era difícil para él tener una opinión contraria a la de su jefa.

—Bueno, a mí no me parecería lógico que hubieseis sido vosotras —Admitió y se re-colocó sus gafas sobre el puente de la nariz.

—¿Por qué?

—A mi parecer, tenéis demasiado que perder —Le escuché, atenta, dejando el plato ya vacío sobre la bandeja que había traído. — Es decir, cuando "eso" se coló y rompió el cristal, sus pedazos salieron disparados en todas las direcciones. Lo que significa que ahora cualquiera puede tener un fragmento del objeto más poderoso de Eldarya. Controlar eso es absolutamente imposible. Para vosotras, que no necesitáis su manná, sería ridículo poner tanto poder al alcance de cualquiera. Sinceramente creo que os convenía mucho más que la guardia lo protegiese y él solo regulase la cantidad de magia que transmitía- tomó aire y frunciendo el ceño, continuó.-Es decir sí, sin el cristal, Eel es más débil y podríais fácilmente dominar la ciudad, pero eso significa que ahora el poder lo tiene cualquiera,  y eso es augmentar considerablemente el número de enemigos.

Me lo quedé mirando fijamente, sin decir nada. Era muy inteligente. Aún cuando la respuesta obvia era pensar que habíamos sido nosotras, por el hecho de que la variación del manná no nos afectaba, él había pensado más allá. Se removió, tímido, bajo mi atenta mirada, y volvió a avergonzarse. No parecía muy acostumbrado a que le mirasen directamente o le prestasen atención. Sonreí, me pareció adorable. Se asustó cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe, sin que nadie hubiese tocado, y Nevra apareció sonriendo arrogantemente. Le miré sin expresión alguna. Si de alguien no me fiaba era de él. Hizo una seña con la cabeza a Kero para que se fuera y este obedeció. Cogió la bandeja con platos, ya vacíos, que me había traído y me sonrió levemente antes de salir por la puerta, que el capitán cerró tras él. Caminó con parsimonia por la habitación, mirándola, mientras yo me quedaba sentada en la repisa de la ventana.

The Alchemist [Eldarya]Where stories live. Discover now