The Alchemist [Eldarya]

XII - A favor, en contra y de nada

Y de pronto todo encajó en mi cabeza, y por las expresiones de los demás, también en las suyas. Nevra imitaba el gesto de Miiko y dirigía su mirada al frente sin fijarse en nadie en concreto, como si no pudiese oírnos. Entre las reacciones, Eweleïn e Ykhar se removieron en sus sillas, Kero miraba a todos a través de sus gafas esperando a ver qué sucedía, Valkyon se cruzó de brazos y frunció el ceño, mientras Ezarel seguía mirando al rubio con los puños apretados, ambos claramente enfadados. Y Miiko se veía impotente ante la situación, pues eran las normas de la Guardia.

— ¿Y eso qué significa? — me atreví a hablar. Sabía lo que era un juicio por democracia, o al menos sabía cómo eran en Hex, pero sentía que necesitaba que alguien me explicase con pelos y señales qué estaba sucediendo.

— Significa — explicó pacientemente Kero— , que Leiftán está en contra de la actitud de Nevra, por los motivos que deberá explicar y solicitará una pena para él. Nevra tendrá la oportunidad de explicarse y una vez escuchadas ambas versiones los miembros votaremos, a excepción del demandante, el acusado y Miiko, pues debe mantenerse imparcial. Si los votos salen igualados, en ese caso Miiko podrá decidir. Sin embargo, contigo como Segunda Comandante, seremos siete, por lo que deberá escuchar a la mayoría.

— Ya veo — me limité a decir. Vi a Nevra mirarme un instante, pero no fui capaz de devolverle la mirada, pues en mi cabeza rondaban mil ideas. No podía evitar escuchar lo que mi intuición me decía sobre esa situación.

— En ese caso, procedo a explicarme — empezó Leiftán.—  Quiero empezar por decirte Nevra que te sigo respetando como compañero y entiendo la posición en la que te viste y sobretodo que esto lo hago por el bien de la Guardia. Pero — pausó  — también quiero recordar a todos la última reunión que la Guardia Brillante tuvimos, antes de la llegada de Renna. Cuando Miiko nos explicó la posibilidad de que se nos uniera, estuvimos todos debatiendo sobre qué haríamos y cómo irían las cosas y establecimos unas reglas. Una de esas reglas, y a mi opinión la más obvia y decisiva, era que, puesto que Hex nos ofrecía su ayuda y esto podía significar una alianza que no habíamos conseguido recuperar en tres cientos años, nadie haría nada para ponerla en juego. Sí que es cierto que no todos en esta sala confiábamos plenamente en Hex y, para qué engañarnos, algunos dudaban que no fuesen los responsables de la ruptura del Cristal. Sin embargo, todos votamos por esa norma, conscientes de lo que significaba hacer de Hex nuestro enemigo. Sé que Miiko fue quien dio el permiso de atacar en caso necesario, decisión que entiendo teniendo en cuenta la poca información que teníamos del Alquimista y la situación, como Comandante, en la que se vio. No creo que el error estuviese ahí. Pero sí que creo que Nevra se precipitó y, aunque no estuve presente y no se cómo fueron las cosas, no puedo evitar estar seguro de que había otras muchas opciones además de la de abalanzarse sobre Renna e intentar acabar con ella. No sé hasta qué punto esa decisión fue tomada por el bien común, pues teniendo en cuenta que Nevra precisamente fue de los más reticentes a aceptar la ayuda de Hex, me hace pensar que factores personales tuvieron gran influencia en sus actos. Lo que me lleva a solicitar este juicio —las miradas se centraban todas en Leiftán, que hablaba con tal calma en su voz que únicamente transmitía seguridad en sus palabras, indicador que lo había pensado mucho. — Acuso a Nevra de actuar en su propio interés bajo el título de Capitán de la Guardia Sombra de Eel. Le acuso de egoísmo moral y de atentar contra la seguridad de Eel, además de las represalias que podrían haber surgido de tener sus acciones un trágico final. Y como pena por sus actos solicito, sintiéndolo mucho, su expulsión de la Guardia de Eel al completo.

El pecho me dio un palpito al oír su petición y juzgando por las caras de todos, nadie esperaba algo así. Pero únicamente Miiko tuvo el valor de hablar, mientras Nevra seguía mirando la mesa, inalterable.