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#9: Eso

Había sido un día cansador en mi escuela, me encontraba volviendo a mi casa. Debía caminar una media hora hasta llegar a ella, y la mochila, tan pesada, era un obstáculo. Se me habían acumulado demasiados deberes en la semana, estudiar para dos exámenes para la siguiente...

Quería llegar rápido, quitarme de encima lo antes posible todo esto, tomé un camino rápido para llegar a mi casa. Al caminar por las calles de mi pseudo-atajo veía a un hombre, no estaba tan lejos. Estaba agachado, dando la cara contra la pared y haciendo unos ruidos un tanto... Extraños. Su presencia me perturbaba, intenté desviar la mirada e ignorarlo, pero resultó imposible, no podía dejar de observarlo, no podía dejar de pensar que se daría vuelta, en que me perseguiría y quién sabe qué me haría. Corrí, mientras un miedo, causado por incertidumbre, hizo que mi mochila, tan pesada, se equipare al peso de una pluma.

Estaba agitado, finalmente había llegado a mi casa. Saludé a mis padres y fui al salón a hacer mis deberes. Mi tarea me absorbió, era lo único en lo que pensaba. O fue así hasta que un presentimiento hizo que mi mente se desviara, ¿alguien me estaba observando? Sí, así era, el mismo hombre con el que me había cruzado antes, exactamente la misma postura, mirando a una maceta donde estaban unas rosas. Me levanté de la mesa para cerrar las persianas, mientras las cerraba, giró su cabeza, estaba mirándome con sus grandes ojos amarillos, con ese rostro tan aterrador. Pareciera que no tenía piel, su cráneo se marcaba tanto que pensaría que su piel era verde, era algo extraño, ya que tenía una barriga... No muy normal.

Cerré las ventanas lo más rápido que pude, no quería seguir viéndolo. Aun así tenía miedo, ya no lo veía, pero el presentimiento era mayor. Comencé a escuchar golpes en la ventana, intenté correr.

"La suerte está de mi lado", pensé sarcásticamente.

Se abrió la ventana.

Oh, verdaderamente está de mi lado.

Era aquel ser.

Me sujetó de los pies, me arrastró hasta quién sabe dónde. Apenas logré lanzar un grito.

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