24. «Corazón roto»

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Harry

«Corazón roto»

  —Chloé. 

Pronuncio su nombre mientras ella esta de espaldas y me imagino que asesinando con la mirada a Cony.

Apenas y puedo seguir sosteniendo la raqueta de tenis. Me acero hasta ella, quedando casi a un lado y bueno, ahora yo parezco otro espectador, pues la chica sonríe ampliamente a ambos desde el borde de la piscina con aquel vestido de baño con ese escote profundo, profundisimo.

—Hola, Harry—dice la chica poniéndose de pie, escurre su cabello y camina en nuestra dirección. 

En estos momentos puede sentir el ambiente hostil y tenso que provoca este inesperado encuentro, a cada paso que da Cony, es como si un hilo estuviera demasiado tenso, estirado al máximo y a punto de romperse. Ella finalmente queda frente a ambos, y no se que hacer.

—¿Lindo dia, eh?

Trago en seco y el rostro inexpresivo de Chloé no me dice mucho.

—Pense que seguías durmiendo ... por lo de ayer, ¿ya te sientes mejor?

—Muchísimo mejor ... estoy como nueva y todo gracias a ti—y se abalanza dándome un abrazo al que no respondo porque he sido fulminado con una mirada, enterrado a kilómetros bajo tierra por un par de ojos endiablados.—Eres el mejor, ¿lo sabes?

Apenas y asiento, esto es muy incómodo.  

—Y que dice el hermanito más lindo del mundo, ¿ah?

¡No, maldita sea!

¡No puede ser posible!

—¿Alex, que haces aquí? 

No me responde, sino que se hace a un lado de su novia a la cual le estampa un beso en la boca. La imagen que tengo en frente no concuerda con lo que ella me contaba anoche entre lágrimas y sollozos, esto era algo ilógico. Por otro lado, estaba ella ... observando, en completo silencio y no sabría por cuanto tiempo más lo estaría. 

Estaba jodido, completamente jodido.

No tenia escapatoria, ella ... mi hermano ... Cony, no tenia como escaparme.

De pronto, hemos quedado en un silencio sepulcral donde la próxima palabra podría ser mi sentencia de muerte.

—¿Como estas, muñeca? ... anoche te extrañe, preciosa —murmura Alex, mientras estruja delicadamente los cachetes de su novia y ella coloca sus brazos alrededor de su cuello—gracias al cielo, viniste aquí.

—Estoy bien, baby. Con Harry, siempre estas bien, ¿no? —dice en un tono que adquiere distintos significados para los presentes, especialmente para la chica a mi lado y que es una bomba a punto de explotar.—Oh, y después de todo, ¿quien eres tu? ... llevamos un rato charlando y solo has estado allí. 

¡No, no!

Ella no es nadie, ella es nadie.

—Yo soy ... mi nombre es ...

Daddys boss | h.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora