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—¡No lo puedo creer! Tú has debido de ser un dios en tu vida pasada.

Me levanté de mi cama frotándome los ojos e intentando sentarme. Hyeri estaba parada con su pijama en mi cama con algo en su mano.

— Cómo es que tienes la foto del guapísimo Ong Seongwoo.

Abrí los ojos por completo y salté de mi cama rápidamente hacia ella para quitarle la foto de su mano que ahora me evadía.

—Sé que al chico le gustas, pero no pensé que tanto. ¡¿Qué posión le diste para que tengas sus foto?!¿Qué le hiciste ayer para que te de una foto suya en su primera cita? ¡Yo necesito esos trucos! ¡Fue un amarre! Lo sé, bruja, eso es trampa.

—¡¡Dámelo!!— agarré después de tanto esfuerzo la foto de su mano y la coloqué detrás de mí para mantenerla a salvo de esa mujer.

—¿¡Cómo tienes esa foto de ese galón?! Él está dentro del top 3 de la universidad. —decía indignada aún parada.

Mi cara escenificaba perfectamente la expresión: qué demonios hablas.

—Explico rápidamente, niña encerrada en solo Daniel por 4 años. En la universidad, hay tres chicos top, o sea los de en sueño.

Pensé que en la universidad ya no iba a toparme con este tipo de tonterías.
No escuché nada de lo que dijo después, guardé la foto en mi lugar secreto -dentro de mi phonecase.
Mis orejas se activaron cuando escuché Daniel, ya no es un pecado decir su nombre.

— ¿Qué dijiste?

—¿Cómo que qué dije? ¿Me has estado escuchando?

— Claro que sí, solo que.

—¿Qué dije antes de Daniel? —me interrumpió mientras cruzaba sus brazos y yo buscaba alguna respuesta rápida.

—Sobre los chicos esos.

—Idiota, no me has escuchado nada. —comencé a reír para disculparme con ella. A veces, Hyeri puede decir algunas cosas tan tontas que es mejor que no las escuches, terminarás con el cerebro plagado de esas ideas.— O sea una acá dando su discurso, explicando paso por paso y la señorita se da el lujo de no escucharme.

Solo reí— ¿Qué dijiste sobre Daniel?

—Ayuda 911. En este mundo, no existo yo. Solo Daniel. —le tiré la almohada más cercana a mí que ella evadió perfectamente. — Dije que Daniel forma parte del top 3. Horrible, pero cierto. Ese chico debe formar parte del top 3 de los chiflados.

— ¿Por qué no lo sabía? —me senté en la orilla de mi cama, mientras Hyeri comenzaba a buscar en mi ropero algo que ponerse.

— ¿Por qué lo tenías que saber?

—Era su enamorada, esa parte te olvidaste.

—¿Y?

Indignada total, escenificaba mi cara.

—Mira te voy a explicar esto. El top 3, ¿por qué lo tienen que saber los chicos? Ese es un tema que se queda entre las chicas. Por eso, no sabias; tú vivías rodeada sola de una persona y esa persona era hombre. —asentí comprendiendo por completo—  ¿Cómo era vivir sin chismes?

—¿Hay top 3 de chicas?

Hyeri abrió los ojos por completo y me miró acercándose completamente a mí. —¡Claro que sí!

—Pero eso no debería quedar entre solos los chicos.

Hyeri alzó las cejas extrañada y cuestionaba lo tonta de mi pregunta. Ya recuerdo. Ella era la persona que sabía absolutamente todo sobre los chismes en la universidad, academia, secundaria y primaria. Lo lleva en la sangre.

—En el top 3, obviamente que estoy yo. — Hyeri me mandó una mirada pícara mientras alzaba sus cejas. No pude evitar reír y ella también lo hizo. — Bueno, bueno. En el top 3 está la  chica con el perfect body.

Esta combinación de inglés con español que hacía Hyeri a veces me daba escalofríos.

—¡Soo Young! —gritó cansada de esperar que yo adivine. Suspiro cansada. — Estabas tú y la otra chiquita esa de Daniel.

—¿Qué?

Nunca supe nada de ella, solo me enfocaba en Daniel. Quién era aquella chica que la encontré en nuestro cuarto, que estaba junto a él en la universidad. Siempre la veo con él por los pasillos, juntos de la mano. Pareja de idiotas.

— No sé mucho de ella. —se sentó a mí lado, enfocando toda su concentración en mí. — Solo sé que se encuentra en el top tres de la lista que persona que más odio y también de las más repulsibles.

Sonreí y ahora yo la veía. —Está bien. Debes saber que ya lo dejé ir.

—Te amo por dejar ir a ese idiota. Siempre fue un idiota. Y también te amo por ser tú.

Sentí que este era el momento perfecto para regale un abrazo de oso y uno de esos que tanto repudia. Ella reaccionó antes, se paró y salió del cuarto corriendo tras la puerta que acababa de sonar.

—¡Nunca te atrevas a besarme!

—Lo que tú digas.

Empecé a vestirme para ir a la universidad, a veces suelo ponerme ropa muy cómoda. Pero como tengo a un chico del top tres como amigo, tenía que verme bien siempre.

—¡Doyeon, tu príncipe ha llegado!

¿Qué? Desde cuándo me convertí en una princesa para tener un príncipe.

—¡Rápido que le voy hablar muy seductoramente!

Alguien dígame qué clase de amenaza es esta.

—¿Cuál de todos los príncipes?

Salí del cuarto riendo por mi propio intento de chiste. Cuando vi a Ong pararse al instante al verme llegar y Hyeri yéndose silenciomente a su cuarto. Sí claro, Hyeri, nadie nota tu intención de dejarnos a solas.

—¿Qué tal, princesa?

Más que ayer.  »KangDanielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora