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— ¡Estabas de este tamaño la última vez que te vi! —se burla el albino haciendo una seña con su pulgar y el indice.

— ¿¡Crecí, verdad?!

—No, ni tú ni tu recompensa — dice Kakuzu, señalando el libro de las recompensas que tiene en mano.

Bufo: —Ni aunque les dejé la estupida nota...

— ¡Hidan-sempai, Kakuzu-sempai, miren un pueblo~! ¿Nos quedáremos ahí? — canturrea Obito. Todavía me cuesta creer que falso todo esto, pero él lo ha estado ignorando la situación.

— Sí, en un hostal barato.

— ¡Cállate, viejo avaro! Será en un lugar de ca-li-dad.

Reí, ya que se avecinaba otra pelea por parte de estos dos.

Ya teníamos capturado al primer Bijū, Hidan y Kakuzu se encargaran del próximo y como nos encontramos por pura casualidad, decidimos quedarnos juntos por una noche.

— Oye, Natsume, hm... — me giro hacia Deidara, el cual tiene el ceño fruncido.

— Deidara — le miro a los ojos por un momento, pero aparto la mirada casi al instante. Se me hace imposible mirarle a los ojos sin sentir que el tiempo se paraliza por un inatante. Autocontrol, Natsume me digo a mí misma.

— Creciste.

— ¿Qué?

— Digo... en realidad, sí creciste — repite, chasqueando la lengua.

Sonrío, tenía en cuenta que tal vez me pueda molestar el hecho de que "no haya crecido".

— ¡Aguas termales! ¡Está decidido! — gritó Hidan, junto con Obito/Tobi dando saltitos de fondo. La cómica escena de Kakuzu chasqueando la lengua con sus dedos formando una tijera y Hidan bailando victoriosamente con el puño cerrado, simulando una piedra nos hizo reir a mi y a Deidara.

— ¡Estoy muy emocionado de ir a las aguas con, Natsume-sempai! — dice Obito, con su molesto tono, dándole un empujón a Deidara para abrazarme fuertemente.

— T-Tobi... muy fuerte— murmuré.

— Tenemos que hablar, mocosa — murmuró este, soltándome — ¡Ups! Perdon, Natsume-sempai~

— Idiota, hm — espetó Deidara, caminando más rápido para alejarse de nosotros.

Apreté los labios al ver esta situación. Desde la vez que nos besamos, no ha sucedido alguna otra... cosa relevante. Sí, quiero que suceda algo más allá de amistad con Deidara, pero simplemente no sé cómo... ¿insinuarme?

Negué la cabeza repetidas veces tratando de alejar esos pensamientos pervertidos de mi mente, mis cachetes habían enrojecido bastante.

— ¿Natsume-sempai? — me giró asustada de que alguien sepa lo que andaba pensando. Obito me estaba viendo divertido, sé que se está riendo tras esa estupida máscara. Maldito.

— ¿S-sí?

— ¿Te gusta Deidara? — murmuró con su voz normal. Estaba hablando con él, no con Tobi.

Suspiré, no vale la pena esconderlo: — Sí.

Este me observó, era tan difícil suponer que estaba pensando o sintiendo solo viendo su ojo. Era ¿pena?: — Eso es un obstáculo para tu misión.

No, no era pena. Adelanté mis pasos para alejarme de él, ¿acaso no puede dejar de pensar en la maldita misión?

— La capa — Kakuzu pasó a mí lado, tenía capas colgando de akatsuki colgando en la mano.

Le doy mi capa, quedando en mi ropa de diario. Llevo puesta una blusa algo desaliñada, que deja en vista mi vientre y unos pantalones anchos hasta el tobillo.

— Deberías comprar ropa, no con mi dinero, pero deberías comprar ropa — dice, cruzando a mi lado.

Entramos al pueblo, los chicos usaban sombreros de paja para poder pasar desapercibidos, como yo no era conocida en absoluto no utilice uno. Al entrar al pueblo, fue de esperarse que algunos hombres mi silben mientras cruce. Gruñí, odio que esto suceda. Les miré con mis ojos amarillos y estos se callaron al instante.

Deidara se puso a mi lado y me miró bajo su sombrero: — ¿Quieres ir a comprar ropa ahora? No quiero que te sigan silbando — bufó.

Reí y asentí a lo que este tomó mi mano y me guío a una tienda extraña, pero con ropa de ninja muy linda.

Observé el entorno y mi mirada quedo varada en unas cosas en específico, las tomé y entré al probador más cercano.

— Te espero aquí afuera — me grito Deidara, sonreí.

Me puse la ropa y me observé en el espejo, era un chaleco que me cubría el tórax, dejando a la vista mi vientre, que estaba cubierto por las mallas y unos pantalones con bolsillos y las sandalias ninja. También tomé una tira de cabello para recoger el mío, no me había fijado de lo largo que era.

Salí, Deidara estaba jugando con su masilla, cuando subió la mirada sus mejillas se coloraron: — Bien, te queda bien — dijo, parándose para ir a pagar.

La señora vieja de la caja nos cobró sonriente: — Su novia es muy bonita — dijo, al pasarle el cambio.

— N-no s...-

— Sí, es hermosa.

Tragué en seco, sintiendo como mis mejillas se tornaban rojas. En el trayecto de la tienda a las aguas termales el sostuvo mi mano, aunque la soltó en el momento en que entramos a la habitación.

Me encontraba frente a la grata escena de Kakuzu fuera de su cosa rara cubierto en toalla atacando a Hidan que estaba en un intento de hacer un ritual a su dios con Tobi. Todos semidesnudos en toalla. Eso no me importo, hasta que a Hidan se le cayó la toalla en el justo momento en el que entre a la habitación.

— ¡Pervertido, tápate! — gritó Kakuzo.

— ¿Qué? ¿No te gusta todo esto? — dijo Hidan, mientras meneaba su cadera.

— ¡Hidan-sempai la tiene muy grande!

— ¿¡Cómo dormirá Natsume aquí si ustedes, completos idiotas, están semidesnudos y peleando?!

Muy fácil, querido Deidara. Cerré la puerta, fui a la recepción, pedí otra habitación a nombre de Kakuzu y me llevé la llave.

— Habitación, dulce habitación.

— Si Kakuzu se entera, te mata — dijo Deidara tras mío, me sobresalte un poco y me giré a verle.

— Que importa, quiero dormir una noche tranquila por primera vez en cinco años.

Deidara se río y entró a la habitación cerrando la puerta: — Natsume..., tenemos que hablar.

— A-ah, claro, ¿quieres té? Es muy bueno, yo no soy tan buena haciéndolo pero pue...-

Me callé al sentir los suaves labios de Deidara sobre los míos, este me sostenía de la cadera, hacía círculos con sus pulgares sobre mi piel. Rodeé mis brazos sobre los de él temblorosamente.

Estuve esperando mucho porque esto al fin pasara para que en el momento no sepa que hacer. Soy un completo éxito. Aunque supongo que no hay mucho (ni tiempo) que explicar para cuando Deidara me posa suavemente sobre el acolchonado futón.

¡feliz año nuevo!

Arte Explosivo |Deidara|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora