Vida después de la muerte.

XI

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                     Carta 2 a mi padre:
Padre, he conocido a una chica, no había querido platicarte de ella por que pensé que seria diferente. Pero hoy, me encuentro totalmente entusiasmado con ella, ha pasado un mes de conocerla, mis malestares y pesadillas se fueron e incluso he podido dormir por las noches. Aún así nada va a llenar el vacío que me dejaste, te quiero.

Entró mi abuela a la habitación y me apresuré a cerrar mi cuaderno de cartas.

–¿Que haces Daniel? Sonreí nervioso

–Nada, tengo mucha tarea abuela. Levantó una ceja y me miro pensando

–Me agrada que cumplas con tus cosas. Sonrió por compromiso –¿Que tal va la escuela? Deslice mi mirada a mi cuaderno de cartas que se encontraba en mis piernas

–Excelente , en realidad bastante bien.
Se acercó a mi y se sentó a mi izquierda. Me acaricio la mejilla con compasión y ternura

–La verdad me encanta que te esté llendo así de bien, eres todo un genio, pronto serás el primero en graduarse de la familia y me llenas de orgullo. Una lagrima callo por su mejilla y la limpió inmediatamente queriendo disimular

–No, no llores porfavor. Trague saliva y un nudo se me hizo en la garganta –Yo siempre he querido sacarlos adelante, soy yo el que debe agradecer tenerlos a ustedes aquí por que al final este esfuerzo que hacen para mi yo lo quiero para ustedes. Me mira y sonríe negando.

–Tu mereces todo en esta vida. Tienes un gran corazón, quiero que se te concedan todos tus sueños pero, también piensa en ti. Me encojo de hombros y aprieto mis labios

–Los quiero demasiado. Sonríe con cariño

–Nosotros a ti. Sacude la cabeza queriendo cambiar de tema. –¿Y sobre que es tu tarea mi pequeño Einstein?. Mira mi cuaderno con curiosidad y me sonríe con ojos chinos

–No es nada, es solo un resumen. Suspira y se levanta

–Bueno, te dejaré dormir, no quiero que mi pequeño gigante se desvele y se desconcentre mañana. De mis labios sale una pequeña risa y volteo los ojos con diversión

–Buenas noches abuela. Me lanza un beso y cierra la puerta de la habitación.

Antes de dormir, miro al techo. Estoy pensando en lo grandiosa que es la vida y ni siquiera lo había podido notar, realmente estoy fascinado y no puedo creer qué ella tuviera en sus ojos la oportunidad de hacérmelo ver. Me quedo dormido pensando en sus ojos, su boca, su cabello, su simple perfección de pies a cabeza es inigualable.

Ni siquiera me molestó levantarme temprano, miro mi reloj y estoy a tan solo unos minutos antes de que la alarma pueda sonar. Me siento en mi cama y la hago para caminar a mi mochila, la tomo y la pongo sobre una cajonera que se encuentra enseguida de esta solo para estar listo.