Capítulo XXIV: Posibilidad.

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Rodrigo seguía indignado por la mentira de Gabriel cada vez que recordaba sobre el secuestro sentía mucha rabia, antes de ir a la cárcel se disculpó con su primo y con él. Noté que ese día al parecer allí estaba su familia, hablando con los entes policiales exigían que le dieran pago a fianza o que hiciera algún servicio comunitario. Les explicaban que al menos debía cumplir unos seis meses de prisión y en caso de que tuviera un buen comportamiento podría salir, Gabriel quería verlo pero su orgullo no lo dejaba la policía le interrogó y solo dijo que los salvó de ser asesinados por Sabine.

Antes que Alan partiera a Francia en busca de Camilo le comentó lo que había sucedido ese día, su primo le comentó que lo fuera a visitar quizás aquello haría que su relación de amistad pudiera arreglarse un poco, Rodrigo se quedó pensativo quizás eso pudiera ayudar y quizás empezar sin mentiras.

Tomó la decisión de visitarlo sin que nadie se diera cuenta salió en silencio de la casa de sus padres, estaba un poco nervioso porque no sabía si Gabriel aceptaría su visita. Llegó a la prisión tomaron sus datos y lo dejaron pasar, el oficial le informa que espere a que llegue el presidiario no podía negar que sentía algo de nervios al esperarlo.

—¿Qué haces aquí Rodrigo?—le preguntó mientras se sentaba.

—Solo vine a verte, quería saber como estabas—alegó.

—Estoy tranquilo, pienso que no fue buena idea que me veas en este estado.

Tras varios minutos de conversación Gabriel pensó en sincerarse con él, empezó a decirle que desde que entablaron esa amistad todo comenzó a cambiar, que aquella obsesión que tenía por Alan estaba cambiando ya, él no le daba importancia y que comenzó a sentir por primera vez lo que era enamorarse. Rodrigo estaba realmente confundido buscaba la manera de entenderlo, lo tomó de las manos para decirle:—Rodrigo me estoy enamorando de ti, lo descubrí cuando Cristina intentó atentar contra tu vida. Me di cuenta que cada pensamiento que tengo tú estás presente.

—Yo no sé qué decirte, porque lo mismo que tú sientes yo también lo siento. Solo que tengo miedo, tengo desconfianza todavía.

—Solo hay algo que voy hacer, que nunca me voy arrepentir—alego mientras se levantaba de la silla.

—¿Que?—pregunto confundido.

Gabriel se acercó a Rodrigo quedando muy cerca de él para luego besarlo suavemente en los labios, todo fue muy rápido para el chico de lentes pero poco a poco le fue correspondiendo el beso, se detuvieron para verse a los ojos y volvieron hacerlo era como si sus labios fueran drogas para ambos.

—¿Cuándo podrás salir?—le pregunta Rodrigo.

—Aún no se sabe, pero hasta que mi padre no me diga qué debe hacer, solo me queda esperar.

Su situación era complicada fue lo que trataba de explicar solo que tomaría su tiempo, y eso le serviría para meditar por todo lo que hizo porque fue algo malo, y lo más sano era pagar las consecuencias de sus actos. Rodrigo bajó un poco la cabeza por lo que dijo, luego le animo que solo sería un tiempo solo se debía tener esperanza, quizás su sentencia sería mínima. Un guardia se acercó diciendo que la visita terminó, lo toman del brazo para llevárselo, pero antes de hacerlo ambos se abrazan.

—Tienes bonitos ojos—agregó Gabriel.

—Cuídate mucho—se despidió Rodrigo. 



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La pesadilla que tenía Camilo se repetía una y otra vez, despertando todo asustado por lo que fue el sueño, desde que llegó a Francia no tuvo éxito en comunicarse con Alan, la ultima vez fue un desastre porque Sabine lo descubrió, el resultado fue que terminó dopado nuevamente por la sustancia que ella le inyectaba, se sentía como un animal encerrado y que fuera expuesto a los espectadores para solo burlarse.

Estaba en el cuarto donde estaba atado de ambas manos, Sabine lo tenía como un prisionero porque ella lo golpeaba cuando la rechazaba, luego de eso empezaba hablar en francés. Pensaba en sus abuelos que quizás no podían con la preocupación de su desaparición, en Alan cuando pudo escuchar su voz logró calmarse porque sabía que logró escapar de las manos de Samuel, se dio cuenta que en el lugar que estaban era algo lujoso y que tenía una seguridad muy efectiva.

Pensaba escaparse porque ya no podía seguir soportando las torturas y golpes que recibía, no le importaba estar en un país que no conocía, pero si era para librarse de ella, debía pensar e idear un plan de escape exitoso, la puerta de la habitación fue abierta, era ella vestida de una manera un tanto vulgar mostrando parte sus piernas y senos. Traía una bandeja de comida, se sentó a su lado y empezó a tocar su rostro con sutileza hasta que lo beso, intentaba que Camilo abriera la boca pero no pudo lograrlo.

—Te haces el difícil, pronto caerás de eso no tengo duda—rió.

—Tú sabes muy bien que no somos nada, nunca te quise y jamás lo hare.

—¡Cállate!—grito dándole una bofetada.

Se quedó callado sintiendo lo caliente que había quedado su mejilla por la bofetada, en ese momento Sabine comenzó hablar sola diciendo que a él le gustaba recibir golpes, todos sus reclamos iban a la pared solo ella podía ver lo que estaba allí, sus alucinaciones cada vez eran más serias mientras ella estaba de espalda Camilo se levanta y se sentó de espaldas en la cama cerca de un cuchillo desde el primer momento que vio cubiertos pensó en liberarse con un cuchillo. Ya lo tenía en su poder poco a poco iba cortando, era un poco incómodo porque sus manos se iban maltratando por el contacto con la soga. Al momento de romper una parte logró liberarse, bruscamente ella gira para verlo, su corazón comenzaba a latir muy rápido porque se acercaba a él.

Al quedar cara a cara nuevamente aprovecho para darle un fuerte cabezazo, de inmediato ella cayó al suelo desmayada, Camilo salió corriendo de aquella habitación buscando una salida pero el apartamento era muy grande, estaba realmente confundido hasta que se topó con un tipo vestido de negro. Este corrió para atraparlo, el castaño lo hizo con cuchillo en mano y logró herirlo.

—Ella te buscará, nadie puede escaparse de Sabine.

—Eso lo veremos—respondió el castaño dándole un golpe con el pie.

Logró salir del departamento corría por la calle desesperado llamando la atención de los transeúntes de la calle, se dio cuenta de que estaba a tan solo poco pasos de la torre Eiffel camino por el campo Marte tranquilamente para tomar aire, sin duda era una vista hermosa hubiese sido perfecto si Alan estuviese a su lado disfrutando de tan maravillosa vista. 

ALAN© [COMPLETA] (Libro 1)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum