Capítulo 7

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La luz se filtró tenuemente por las cortinas despertando suavemente al infante, su cuerpo estaba ligeramente adolorido aunque mucho menos de lo que se habría esperado, abrió los ojos con lentitud y fijó la mirada en la nuca del contrario, se desperezó y con suavidad se incorporó sintiendo como la magia del contrario se desligaba de él, magia que por la noche había estado curándolo, su magia era suave y oscura, como si con sus caricias te advirtiera de que la muerte te aguarda con paciencia sabiendo que no tienes posibilidades de escapar de ella.

Jamás en todos sus años de vida había sentido ese tipo de magia, era completamente distinta al resto, inigualable, la magia del azabache complementaba la presencia del mismo, de cierto modo era misterioso pero no amenazante, si bien te advertía de tu muerte lo hacía con suavidad haciendo que poco a poco aceptes la salvación tan retorcida que ofrece, un dulce y seductor estafador.

El niño supuso que así debía ser el dios de la muerte, dulce y frío para que lo anheles y te dejes abrazar llegado el momento.

Se término de levantar de la cama y se asomó por la ventana para saber donde se encontraba, fuera de la casa solo había un inmenso prado y mucho más lejos había bosque.

El fuerte portazo lo sobresaltó y se dio la vuelta para ver a dos hombres en la puerta que mantenían la varita alzada apuntándole con agresividad, las expresiones de los adultos cambiaron a la confusión cuando lo vieron y poco después recorrieron la habitación con los ojos, para detenerse en el dios de la muerte, que sobresaltado se había sentado y ahora miraba con molestia a los adultos.

-¿No podíais tocar? - farfulló adormecido.

-¿Harry, quien es este niño y que hace aquí? - el azabache miró extrañado al infante y ladeó la cabeza con confusión.

-Oh

- ¿Cómo qué, oh? ¡Harry! - lo regaño el pelinegro.

- ¡¿Qué?! - se quejó - ¡Remus, Sirius no para de molestarme!

- Sirius ... -comenzó a decir el hombre que olía a lobo.

- ¡Remus! - se quejó el adulto.

-Solo te iba a decir que te tranquilizaras - dirigió la mirada al infante y la redirigió al azabache poco después - contesta la pregunta Harry.

-Ayer tuve una pesadilla de esas que aveces tengo y fui a salvarle de una muerte segura y ya está.

- ¿Cómo que, y ya está? Pudo haber sido una trampa y tú fuiste sin avisar a nadie.

-¡Pero no lo era!

-¡¿Y si lo hubiera sido?!

- ¡Remus! - se quejó.

- ¡Harry! - contra atacó el mayor.

Cuatro cabezas se asomaron por la puerta y lo miraron con curiosidad, pronto los cuatro intrusos entraron, los cuatro tendrían aproximadamente la misma edad de su oscuro salvador, tres de ellos pelirrojos, dos de los cuales tendrían un par de años más que su salvador seguramente, y una chica de cabello revoltoso y castaño.

El niño se acercó a su salvador y deslizó los brazos alrededor de su torso, queriendo alejarlo de los reclamos con los que los adultos lo molestaban, él era un ente de la muerte, un ser poderoso que no debería de escuchar reclamos mundanos, que no debería de rebajarse ante aquellos que deberían de adorarlo.

Pero los dioses oscuros eran temidos, eran repudiados y no eran tan aclamados como los demás dioses.

El temor convierte a los idiotas en devotos de lo conocido.

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560 palabras

Cruel [FINALIZADA]Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ