Encuentros con un extraño parte 1

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-no quiero entrar- dije mientras me estiraba. La espalda me dolía por estar acostada en el suelo, acababa de descubrir que las baldosas no eran tan cómodas.

-ninguno de nosotros quiere, pero es obligatorio- Andrés se encogió de hombros

-quejumbrosa- me dijo Sam

Rodé los ojos y me levante, tenía un leve dolor en la parte baja de la espalda

-Vamos-diji Andrés, levantando mi bolso y colgándolo en su hombro

Le sonreí -iré por algún dulce a la cafetería y luego al baño. Los alcanzo allá-

-aja- dijo Sam con voz incrédula, ella y Andrés me dieron una última mirada antes de dirigirse a nuestra siguiente clase.

Baje los dos pisos para hacer mi camino a la cafetería y cuando gire en el siguiente pasillo. Lo ví.

Estaba sentado, recostado contra la pared, una de sus piernas estiradas y la otra flexionada mientras apoyaba un bloc de dibujo en su muslo, cada tanto alzaba su mirada al paisaje frente a él y luego volvía a concentrar su mirada en el papel, haciendo trazos y luego sombreando con los dedos.

Lo había visto varias veces desde que habían empezado las clases.

Cabello negro largo hasta su mentón, piel blanca como la leche, alto, delgado pero aun así musculoso, también tenía una sonrisa asquerosamente sexy y luego estaban esos increíbles ojos grises. Pero no era un gris común, eran como el humo, casi cristalinos. Eran como una luz de neón en contraste con su piel y su cabello negro, que caía casualmente sobre sus ojos.

Ese chico me hacía babear cada vez que lo veía y había tenido la mala fortuna de solo verlo en unas pocas ocasiones.

Recordaba muy bien la primera vez que lo había visto, yo estaba saliendo de mi bloque, dirigiéndome hacia una pequeña "tienda" (pero era más bien dos mesas con manteles de cuadros) donde 2 estudiantes vendían un café -que presentía le echaban cocina o algo así porque era súper adictivo y delicioso-

Cuando llegue, una chica me atendió y mientras esperaba a que me diera mi taza de café, sentí como los vellos de mi nuca se erizaron y luego estaba esa firme sensación de ser observada, no sé porque, pero casi siempre sabia cuando alguien me estaba observando y hoy no era la excepción. Ya me había pasado varias veces en el día -suponía que mis shorts negros tenían algo que ver con ello-

Espere a que la chica me diera mi café y darle el dinero para girarme a enfrentar la mirada de cualquier idiota que estuviera mirando mi trasero.

Cuando mi mirada choco con esos ojos grises, casi jadeo. Eran unos ojos hermosos y nunca había visto ojos grises. Bueno, quiero decir, había visto ojos azules y verdes y montones de ojos cafés, empezando por los míos, que los veía cada mañana al mirar mi reflejo en el espejo, y había ciertas personas que decían que tenían ojos grises pero para mí eran más azules que grises... en fin, mi cerebro divagaba con todas esas estupideces mientras lo miraba totalmente estupefacta y de repente no me importo en absoluto si él estaba o no mirando mi trasero, miles de pensamientos indecentes pasaron por mi cabeza pero había uno que se había presentado como una imagen vivida en mi cerebro y era él entre mis muslos, mirándome con esos ojos hipnóticos mientras su lengua jugaba con mi centro y mis dedos se enredaban en su cabello. Mis muslos instintivamente se apretaron y vi como una lenta y sexy sonrisa se dibujaba en su rostro.

Santo dios!

Esa mirada y esa sonrisa parecía como si él supiera exactamente en qué pensaba.

Sentía mis mejillas arder mientras apartaba la mirada y prácticamente corrí devuelta a mi bloque para mi siguiente clase, aunque mi clase no empezara hasta dentro de otras 2 horas.

Fantasías prohibidas de una virgen (FP#1) //EN EDICIÓN//Where stories live. Discover now