Prólogo

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Almaia correteaba por la gran masía catalana detrás de cualquier pájaro que se parara cerca de su alcance. La joven mezcla de pastora alemán y labrador ladraba y jugaba contenta mientras su dueña la observaba desde la ventana del salón principal. Amaia la miraba embobada pensando en cómo ese animal se había convertido en parte de su familia, Alfred y ella se habían enamorado de la perra cuando era una cachorra y sus fans les habían pedido que compartirán la publicación de la perrera, donde la iban a sacrificar si nadie la adoptaba. Lo gracioso había sido elegir nombre al cachorro donde habían hecho participes con una encuesta.

Era principios de octubre y en las mañanas empezaba a refrescar, tenía unos días libres después del ajetreo de la última gira y aunque nunca había sido ni era uno de sus pasatiempos favoritos, había decidido ordenar y hacer limpieza en la casa, era eso o esperar que su madre viniera y lo hiciera por ella, y no estaba dispuesta a que eso ocurriera, ya era bastante mayorcita. El día anterior un servicio de limpieza había estado limpiando todo el día la casa y hoy ella, se iba a dedicar a recolocar cosas y guardar, donar o tirar cosas que ya no necesitarán.

Sin dejar de sonreír y cerrando la ventana. se giró para seguir con lo que estaba haciendo, se acercó de nuevo a la pila de revistas que tenía, todas ellas estaban apiladas por fecha, en ellas se recogían tanto sus primeros pasos por el mundo de la música como los de su marido, esos 20 años habían dado para mucho y los que llegarían. Además algunas en las que se recogía su evolución cómo pareja, pero en todas ellas, hablando desde el respeto y sin entrometerse en más de lo que ellos querían contar. 

Cuando estaban todas las revistas guardas en cajas de nuevo, le había entrado mucha nostalgia, dejó las cajas para bajarlas al sótano de nuevo con la ayuda de Alfred cuando este volviera de la reunión de trabajo y fue a su habitación. 

Adoraban su casa, les daba una paz y tranquilidad que no podían tener en el centro de Barcelona, en su antiguo ático, para los primeros años había estado bien pero ahora que eran una familia, esa masía era perfecta para ellos.  Las enormes escaleras de piedra tenían forma de caracol y fue mirando las fotos mientras iba subiendo. Fotos de su boda, cumpleaños, bautizos y reuniones familiares  y con amigos en ese lugar.

Una vez allí se acercó a su armario y sacó un baúl, el cual estaba lleno de recuerdo, rebuscó un poco hasta encontrar un álbum en el que solo había dos letras grabadas en él OT. 

Momentos contigoWhere stories live. Discover now