Ser gay no era nada fácil. Y mucho menos si es que recientemente, después de tantos años, te enteras de que lo eres.
¿Qué es lo que tiene que hacer una persona para dejar que sus sentimientos sean descubiertos?
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❁Los personajes NO me perten...
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Capítulo Cinco.
Los meses pasaron después de aquella vergonzosa foto, poco a poco las personas ya se iban olvidando de aquel incidente y es que todos los días salían escándalos en las redes que podrían o no llegar a ser más impactantes. A su madre si tuvo que darle una buena explicación pues una de sus tías le había mandado la foto por mensaje y ella la había visto. No dudó en darle la explicación que Levi le había sugerido como excusa, que era un experimento social para personas homofóbicas, hasta le obligó a Reiner decir que era cierto para que la señora Jaeger esté más tranquila.
La relación del azabache y el castaño seguía igual, Carla los trataba con mucho amor a ambos al igual que Zeke, a quién si se demoró en convencer.
En este momento Eren se encontraba en su habitación jugando un videojuego que Armin había traído; desde que Levi había llegado a su vida había dejado un poco de lado a su mejor amigo de la infancia, por lo que ahora se encontraban pasando tiempo a solas ellos dos. No era lo mismo, Armin era mucho más dulce que Levi. La amistad de Armin y Eren se definía más como una amistad confiable en la que puedes contarle lo que sea a esa persona sabiendo que nada saldrá de sus labios. También tenía en cuenta los consejos y en lo aplicado y conciso que era el rubio al darlos.
Era algo tarde, así que Eren no dudó en avisarle al abuelo de Armin que él se quedaría a dormir en su casa, para que no se preocupara. Aquel anciano era la única familia que el rubio tenía, era más como un padre así que no quería causarle preocupaciones.
Al pasar las horas jugando a alto volumen, debido a una situación que vergonzosa que Zeke estaba teniendo en el otro cuarto, Eren apagó la televisión tallando sus ojos por el molestoso brillo que había estado presente por horas. Ambos jóvenes eran adictos a las masacres de zombies por eso no se daban cuenta de lo rápido que pasaban las horas.
—Parece que tu hermano ya terminó.
—Lo siento, juro que no se me cruzó por la cabeza que iba a pasar esto.
—Te perdono si es que me traes un trozo de ese pastel que vi en la refrigeradora.
