En el Gorbea

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El aroma de la hierba mojada recorría el Gorbea a primera hora de la mañana. La niebla acortaba la vista como un manto blanco en el aire. Las cristalinas gotitas de rocío resbalaban suavemente por las hojas y rompían contra la roca al caer.

Papu me seguía con su paso torpe y lento como si estuviera soñando. Me miraba con esos pequeños ojos negros como el carbón. Cuando veía una hoja apetitosa se paraba y se la comía mientras el rocío le resbalaba por el pelaje gris.

Cuando se cansaba se tumbaba y me miraba profundamente. Entonces yo me acercaba y le decía:

-Sube-

Entonces veía sus pequeñas garras como agujas a punto de pincharte. Sin embargo, Papu subía suavemente acariciándome con sus peludas manos de algodón. Cuando estaba arriba se acurrucaba mientras yo seguía caminando.

Su peso es cual la piedra pero es tanto lo que hemos pasado juntos que no podría dejarle atrás. Me acompaña a donde quiera que voy  nunca me deja solo. 








Papu y yoWhere stories live. Discover now