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POV: Narrador
Cuando Hyungwon alejó sus labios de los de ella, Hana no pudo evitar mirarlo fijamente, con los ojos muy abiertos. Estaba en shock, jamás pensó que eso pasaría y no sabia como reaccionar. El aire se llenó de una tensión extraña y de incomodidad donde ninguno de los dos podía hacer más que mirarse fijamente a los ojos.
— Y-yo... — Empezó Hana, pero el fuerte sonido de un celular proveniente del bolsillo de Hyungwon la interrumpió.
— ¿Bueno? — Dijo él en cuanto atendió la llamada, alejando su mirada de Hana al instante.— ¿Qué?... Está bien, envía el bote, vamos para allá.
Y la tensión incomoda entre ellos se rompió, así como así.
— Tenemos que irnos. — Dijo Hyungwon, acercándose a ella y cubriendo la herida que tenía en la rodilla y quitándole las mantas que estaban enrolladas en su cuerpo.
— ¿Ir a donde? — Preguntó Hana, mientras lo dejaba hacer lo que estaba haciendo.
— De vuelta a la empresa. — Respondió, ayudándola a enderezarse con mucho cuidado.— Sé que tendrás problemas al caminar debido a tu tobillo, así que tendrás que usar una silla de ruedas por el momento.
— No lo sé, pero al menos no está roto — Explicó él, tendiéndole la mano para ayudarla a levantarse.— Aún así no te arriesgues, será mejor que uses una silla por el momento.
— Pero no me duele tanto ahora. — Replicó Hana, intentando hacerle saber que no quería usar una silla de ruedas.— Puedo mantenerme de pie sin problema.
— Puede que si, pero no lo harás, usaras una silla. — Ordenó Hyungwon, pasando sus manos por su cintura y ayudándola a caminar hasta la salida de la habitación.
Ya que no habían llevado muchas cosas, les fue más fácil salir de la isla sin tener que cargar nada. Hana, quien ya iba sentada en una silla de ruedas gracias a que Hyungwon la obligó, solo llevaba su bolso sobre las piernas. Se sentía rara, ya que nunca antes había tenido la necesidad de usar una silla de ruedas, y aunque insistía en que no la necesitaba, había mentido sobre que no le dolía el tobillo, pues si lo hacía y mucho, pero intentaba disimularlo.
Cuando llegaron a tierra nuevamente, había un auto esperándolos para llevarlos directamente a Starship Corporations. Hyungwon rápidamente ayudo a Hana a subir al vehículo y le indicó al chofer que guardara la silla en la cajuela de éste. Durante su transcurso hacía la empresa, ambos se miraban fugazmente de la forma más discreta posible, y Hana se sentía incómoda, incluso más que él. Le costaba trabajo no pensar en aquel beso, y le costaba aún más no sentirse preocupada por haber permitido que pasara. Supuso que sería mejor dejarlo en el pasado, hacer como si todo hubiera sido producto de su imaginación.
