✘Capitulo 10✘

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Dana

El dolor en mi cabeza es insoportable, pero el calor en mis brazos es aún peor. Me arden. Quiero descansar, pero algo tira de mi. Tira desde dentro y no quiero oponerme, pero mi cabeza me dice que resista. Luego están esos malditos cánticos, me marean.

Mis ojos se fijan en algo. Brilla mucho y me molesta. Una caja. Es muy bonita y creo haberla visto antes. Quiero alcanzarla , tocarla... Pero no puedo moverme. Estoy tan cansada. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Aguanta. Aguanta. No dejo de repetirlo como un mantra.

-Eres débil. - Adirael aparece frente a mi con una sonrisa. -Débil. Débil. Débil. Débil. Débil. Débil...

Él tampoco para de repetirlo, quiero que se vaya que pare de hablar. Grito, grito para dejar de oírlo.

Pego un salto en la cama. Estoy empapada en sudor y respiro con dificultad. Y para que negarlo, estoy jodidamente asustada. Son las dos de la mañana y estoy sola en la habitación, Kail y Lia aún no han llegado y Eyden está roncando en mi sofá. Insistió en quedarme conmigo por si pasaba algo, pero acabo de gritar y él sigue durmiendo. Muy efectivo todo.

Enciendo la luz casi de inmediato y intento respirar con normalidad. Las malditas pesadillas. Todavía sigo esperando a que paren, pero cada noche vuelven. Siempre son diferentes. En unas veo a Nill. Otras como las de esta noche me hacen recordar el día del ritual o las torturas de Adirael. Y en las que empezaron hace unas semanas... Esas son las peores. Le hago daño a Kail una y otra vez y no puedo parar.

Voy hasta el baño y me lavo la cara intentando despejarme. Me siento en la tasa del váter y me recojo el pelo en un moño alto.

He soñado con la caja, la puerta al cielo. Kail dice que no tengo por qué preocuparme de eso pero... Que este en mis pesadillas no me tranquiliza demasiado.

Vamos Dana no seas estúpida, tienes que ser fuerte. No puedes asustarte por unas pesadillas. Ya no tienes cinco años.

Al volver al cuarto me paro un momento a ver si Eyden sigue durmiendo. Y claro que si. Está tumbado boca abajo con una mano colgando hasta el suelo y la boca abierta. Me está babeando todo el sofá.

-Muy bien guardaespaldas, este mes no cobras. - digo poniendo los ojos en blanco.

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Un beso me despierta, pero sigo con los ojos cerrados evitando que la claridad me ciegue.

-Arriba. - se ríe Kail.

-Mmmm... - me giro dándole un manotazo. Sí. Soy toda una romántica, él me despierta con un beso y yo lo golpeo.

-Vamos pequeña boxeadora. - me quita las mantas de un tirón. -Hay cosas de demonios que hacer.

Abro los ojos. Mierda. ¿Demonios? Joder, hoy empezábamos a buscar al demonio. Me siento y me estiro bostezando. No he dormido muy bien que digamos.

Kail me mira con una sonrisa sospechosa en la cara. Frunzo el ceño y el hace un gesto con la cabeza hacia el reloj. Mierda. Mierda. Grandísima mierda.

-¡¿Las diez?! - me levanto y corro hacia el armario. Cojo lo primero que veo y me quito la camisa de Kail con la que dormía. En cuanto me desnudo Kail hace un comentario pervertido, pero lo ignoro, no hay tiempo para esto.

Intento llegar hasta el baño, pero la camisa que me acabo de quitar se revela en mi contra y me hace caer de culo. Ohhh Dios eso si ha dolido.

Las carcajadas del chico sentado en mi cama me ponen de mal humor.

-No sabes como me alegro de que mi integridad física te haga tanta gracia. - suelto entrecerrando los ojos.

-Es la universidad, no tienes por qué ir desde primera hora. Podemos entrar cuando queramos. - dice entre risas. -Y que sepas que tú integridad física me preocupa y mucho. - se levanta tendiendome la mano. La cojo y tira de mi hasta dejarme a unos centímetros de su cara. -Hola. - susurra dejando un beso en mi frente.

-¿Cuando has llegado? - pregunto escondiendo mi cara en su cuello. La universidad puede esperar.

-Hace unas horas, Lia está desayunando con Eyden. No quise despertarte te ves cansada. ¿Mala noche sin mi?

-Engreído. - digo empujándolo.

-Me halagas.

-¿Sabes ya quién es el demonio que buscamos? - pregunto mientras camino hasta la cocina. Necesito un café.

Y joder como me duele el culo ahora mismo, seguro que ya he conseguido un moretón.

-Puede. - dice sentándose en la barra.

-¿Qué quiere decir ese puede?

-Quiere decir que sé quién es.

-Genial, iremos hoy mismo a por él. Hay que avisar a los demás.

-Cielo, el puede quiere decir que sé quién es pero que tú no vienes.

-¿Qué? - me giro levantando una ceja.

-No vienes. - repite como si el problema fuera que no oigo bien o algo.

-Dime que estás de broma. Porque iré quieras o no.

-No, no vienes. Es un demonio de alto rango, es peligroso. Te quedas.

-Te recuerdo que sé luchar y que ya puedo usar mis habilidades.

-De nada te va a servir contra él.

-Entonces de nada os servirá a vosotros ser demonios.

-Te recuerdo que soy el anticristo. Letal y todo eso. - apoya los codos en la encimera y sostiene su cabeza.

-Tan letal y todo eso no eres cuando una chica humana casi convierte tu cerebro en un huevo frito.

-No eres humana del todo. - es lo único que dice.

-Pues por eso mismo.

-Cielo, tienes que entender que...

-Kail, me da igual. - lo interrumpo -Voy a ir, quieras o no. Así que ahorrate la discusión. - salgo enfadada de la cocina y abro la puerta que da fuera del apartamento. -Te espero en tu apartamento para avisar a los demás. - cierro sin darle oportunidad a contestar.

No va a prohibirme ir. Ni de coña. Puedo hacerlo, no soy débil. Y me da igual que se enfade no va a decidir sobre mi. Esto también tiene que ver conmigo, no puede hacerlo todo él y esperar a que me quede al margen.

Abismo (Inferno II)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora