Cuida tu espalda - Parte 2/2

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(Narra Alexia)

Cada uno fue en su propio auto. <<¿Por qué acepte?...Ah, verdad..porque sino no iría a su casa a ponerse a salvo de un posible ataque de hombre lobo...>> En cuestión de 10 minutos ambos llegamos al mismo tiempo. Mientras el bajaba de su auto, yo me encontraba sentada en el mío, cerrando los ojos y relajandome por un momento.

Bajé del auto y Damon me esperaba bajo el umbral de la puerta. Cuando llegué hacia donde estaba él, abrió la puerta y me dejó pasar primero. Me quedé parada en el recibidor, admirando el interior de la casa. El exterior no podía apreciarse bien, puesto que era de noche, pero el interior te dejaba sin palabras...Muebles de madera marrón oscura, alfombras que parecían del siglo XIX... me quedaria horas describiendo la casa.

Damon, quien ya había cerrado la puerta, se puso delante mío, como en estado alerta. Comenzó a caminar hacia una habitación más grande, que parecía ser la sala, pero no había nadie. Entonces se dirigió a otra que parecía ser una pequeña oficina.

Sentada detrás de un escritorio, se encontraba Rose, quien al vernos se paró.

- No puedes mantenerte alejada, ¿no es cierto? - dijo Damon.

- Bueno, no contestas tu teléono...- se comenzó adar unos cuantos pasos hacia nosotros.

- ¿Qué quieres? - pregunté un poco enfadada al recordar el hecho que nos delatara a Elena y a mí, y al final se escapara ni bien empiezan los problemas.

- Quería disculparme...- dijo mirándome y luego a Damon.

- Solo admítelo. No tienes a dónde más ir. - intervino Damon, quien se encontraba apoyado en el marco de la puerta, con los brazos cruzados.

- Lo siento por lo Elena...-se acercó un poco más.- ...No estaba pensando claramente. No sabía que tenía deseos de morir - al escuchar eso, sentí un dolor en el pecho al recordar ese día..osea ayer. -...Pero te llamé. Inténté hacer lo correcto. ¿Está bien? - dí un bufido y rodeé los ojos. Ambos me miraron.

-¿Qué? - pregunté irónica.

- Lo siento por lo de ayer...- hizo una pausa- y yo... no tengo a donde más ir. - Lo sabía, solo se "disculpaba" para tener un lugar en donde vivir. Rose le sonrió a Damon y el solo dijo.

- Si vienes por disculpas... - hice comillas en la últimas palabra - no cuentes con la mía. - La miré molesta. - Elena confió en ti y la delataste pero... si en verdad quieres que te disculpe...- pensé muy bien lo que iba a decir. No iba a arriesgarme a que ella vaya a contar que yo formaba parte del sacrificio. -...espero que no hagas lo mismo conmigo...- la miré a los ojos y supe que había entendido el significado detrás de lo que dije. - Ella no respondió nada, así que Damon lo hizo.

- No hay nada aquí para tí, Rose - y comenzó a caminar. De pronto se escuchó el ruido de una ventana romperse. Todos nos pusimos alerta para saber que ocurría, pero no había nada más que silencio.

Damon corrió hacia la sala, y Rose y yo lo seguimos. En la sala no había ningún ruido, solo había una ventana rota, como si algo enorma hubiera sido tirado hacia adentro.

A una velocidad demasiado rápida como para ser captada, Damon cogió una de las dos espadas que es encontraban colgadas en la pared. Un gruñido aterrador daba vuetas por toda la habitación.

No lo niego, estaba asustada, pero debía permanecer alerta para poder defenderme y a los demás también. Comencé a moverme para intentar encontrar donde estaba escondido quien producía el gruñido, pero no encontraba nada.

- ¡Alexia detrás tuyo! - grito Rose. Voltée y había un lobo blanco con gris gruñiendome y mostrando su afilada dentadura. El terror que sentía en ese mismo intante era indescriptible. Intenté darle una anerurisma pero fue imposible, no le afectaba en nada.

Amor con Colmillos ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora